Friday, 19 de April de 2024

Nacional

Cuba se crispa por primera vez con Trump y lo califica de “ridículo”

- Foto: Especial

El presidente de EE UU denosta al régimen en una carta a los cubanos y La Habana le llama "magnate millonario convertido en presidente"

Por El País /

El Gobierno de Raúl Castro ha respondido por primera vez este sábado con crispación al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Con motivo del 20 de mayo, día en el que se instauró la República de Cuba en 1902, la Casa Blanca emitió una carta de su responsable -de gira internacional- "a la comunidad cubanoamericana y al pueblo de Cuba" en la que afirmaba que dicha fecha "nos recuerda que el despotismo cruel no puede extinguir la llama de la libertad en los corazones de los cubanos" y sostenía que "el pueblo cubano merece un gobierno que sostenga pacíficamente los valores democráticos, las libertades económicas, las libertades religiosas y los derechos humanos". "Y mi Administración está comprometida con esa visión", añadía el comunicado. Horas después en la televisión cubana se leyó una nota de respuesta que calificó el mensaje de Trump de "ridículo" y "mal asesorado" y denunció "los contradictorios y torpes pronunciamientos del magnate millonario convertido en presidente en temas de política tanto exterior como interior".

Hasta ahora el Gobierno cubano se había mantenido contenido ante las críticas de Trump. Este roce verbal es el primer desencuentro directo entre ambos países bajo la presidencia del republicano y un ríspido cambio de tono con respecto al periodo de normalización diplomática que abrieron en diciembre de 2014 La Habana y Washington con el demócrata Barack Obama de presidente y que se desarrolló sin contratiempos hasta el término de su mandato en enero pasado. Con Trump, que antes y después de su triunfo electoral de noviembre habló de la posibilidad de revertir los pasos dados por su predecesor para el acercamiento a la isla si en Cuba no se respetaban las libertades civiles, la relación bilateral ha entrado en tiempos de zozobra a la espera de que la Casa Blanca defina su política sobre Cuba.

El poder político cubanoamericano, fiel a la postura tradicional del exilio de Miami de reclamar a Washington mano dura con La Habana, presiona al presidente en esa dirección, aunque no se espera que su Administración vaya mucho más allá de la denuncia política en el discurso y algún correctivo secundario, dado que la mitad del propio electorado cubanoamericano apoya la normalización y que existen importantes intereses empresariales estadounidenses en que siga el acercamiento.

Este primer rifirrafe podría marcar un futuro guión de pragmatismo malencarado, en el que ambos gobiernos se lancen dardos sin pasar a mayores políticamente, o suponer la avanzadilla de una regresión a los tiempos de la hostilidad abierta con eventuales repercusiones políticas.

El País