Wednesday, 24 de April de 2024

Nacional

Turistas estadunidenses temen posible ataque en Cuba

- Foto: Especial

Chris Allen interrumpió su viaje en La Habana hace tres años cuando sufrió una brusca pérdida de sensibilidad de sus cuatro extremidades; estaba en el mismo hotel donde se alojaban los empleados de Washington

Por Excélsior /

El teléfono de Chris Allen empezó a sonar al difundirse la noticia de que ataques auditivos en Cuba habían afectado a un empleado del gobierno estadunidense en el Hotel Capri de La Habana.

Y es que tiempo antes, Allen había relatado a sus amigos y familiares una historia tan similar como inquietante.

El turista de Carolina del Sur había interrumpido hace tres años su viaje a Cuba cuando sufrió una brusca pérdida de sensibilidad de sus cuatro extremidades minutos después de ir a la cama, estaba en el mismo hotel donde se alojaban los empleados de Washington.

Convencido de la necesidad de relatar los hechos, Allen se sumó a una lista creciente de estadunidenses que se hacen la misma pregunta alarmante y para la cual no hay respuesta: ¿también nosotros fuimos víctimas?

Tal vez la inexplicable enfermedad de Allen, que se prolongó durante meses y desconcertó a media docena de neurólogos en Estados Unidos, no tiene relación alguna con la que ha afectado a al menos 22 diplomáticos, agentes de inteligencia y sus cónyuges durante el año pasado.

Los casos como el de Allen ilustran la paradoja esencial del misterio: si no se puede decir qué son los ataques, ¿cómo se puede decir qué es lo que no son?

A falta de respuestas sobre el arma, el autor y el motivo, Estados Unidos y Cuba no han podido impedir que los ataques generen una crisis incontrolable.

Ante las advertencias del gobierno, hay señales de que los estudiantes en vacaciones, los amantes del turismo de aventura y los jubilados están pensando en cancelar sus viajes a la isla.

Después de años de progresos cautelosos, las relaciones bilaterales están al borde del colapso.

Ese proceso difícil ni siquiera había empezado a consolidarse en abril de 2014 cuando Allen experimentó la falta de sensibilidad en su cuerpo la primera noche en el hotel habanero.

Fue tan notable y tan repentino que no podía pensar en otra cosa, y realmente me aterró", narró Allen, un financista de 37 años.

Se estudiaron más de 30 páginas de historias clínicas, análisis de laboratorio, archivos de agencia de turismo y correos electrónicos, algunos enviados desde La Habana.

Relatan la historia de un turista norteamericano que sufrió una enfermedad desconcertante en la capital cubana, partió bruscamente y gastó miles de dólares a lo largo de muchos meses para combatir sus síntomas recurrentes.

Hay un hecho perturbador común tanto para los turistas como los diplomáticos: no existe un análisis que permita determinar quién fue atacado con una misteriosa arma invisible y quién padeció síntomas similares, pero posiblemente sin relación con lo anterior.

Washington no ha revelado los criterios para demostrar su afirmación de que 22 empleados de la embajada y sus cónyuges son víctimas "médicamente confirmadas".

Por eso, no sorprende el hecho de que el gobierno haya tenido dificultades para interpretar las señales confusas de posibles ataques, síntomas extraños e incidentes que se podrían atribuir a la mera casualidad.

Si bien Estados Unidos no ha culpado a nadie por los ataques, el presidente Donald Trump dijo últimamente que considera a Cuba "responsable".

El gobierno cubano niega enérgicamente toda participación o conocimiento de los ataques.

Excélsior