Luego de 41 años, Mario Vargas Llosa habló sobre Gabriel García Márquez. En una plática en España, el nobel peruano contó, entre otras cosas, que los dos escritores tuvieron el proyecto de escribir una novela juntos.
En la charla, realizada en la universidad complutense de Madrid, celebrando los 50 años de la publicación de Cien años de soledad, Vargas Llosa comentó que mantuvo una intensa correspondencia con García Márquez mucho antes de verse la cara por primera vez, en 1967.
En estas cartas, los dos autores se hicieron amigos, comentaban lo escrito y leído el uno del otro, y ahí surgió el proyecto de escribir una novela a cuatro manos sobre una guerra que tuvieron Colombia y Perú.
García Márquez tenía mucha más información que yo sobre la guerra, en sus cartas me contaba muchos detalles, posiblemente muy exagerados para hacerlos más divertidos y pintorescos, pero ese proyecto sobre el que intercambiamos correspondencia un buen tiempo se eclipsó. Habría sido muy difícil romper la intimidad de lo que cada uno escribía y exhibirlo frente al otro”, dijo el nobel de literatura 2010.
Aunque la plática tocó el tema de las discrepancias políticas de los dos autores, Vargas Llosa, una vez más, evitó hablar de los motivos que lo llevaron a darle un puñetazo García Márquez el 12 de febrero de 1976, finalizando así su amistad.
Estamos entrando en terrenos peligrosos, creo que es el momento de poner fin a esta conversación”, dijo el peruano-español.
Sin embargo, el autor de La guerra del fin del mundo, destacó las grandes coincidencias, el gusto por William Faulkner y el compartir la certeza de ser escritores latinoamericanos en un momento de esplendor de la literatura latinoamericana. Dijo haber recibido con pena la muerte del nobel colombiano.
Es una época que se termina, como con la muerte de Cortázar o Carlos Fuentes. Eran magníficos escritores pero fueron además grandes amigos, y lo fueron en un momento en el que América Latina llamó la atención del mundo entero. Como escritores vivimos un periodo en el que la literatura latinoamericana era una credencial positiva. Descubrir que de pronto soy el último sobreviviente de esa generación y el último que pueda hablar en primera persona de esa experiencia es algo triste”