Wednesday, 24 de April de 2024

El peso de la paternidad responsable

Por Betzabé Vancini / /

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Esta semana tuve una actividad especial con mis alumnos de segundo de secundaria: hicimos una simulación de embarazo de 24 horas y posteriormente el cuidado de un bebé durante una semana. Tanto hombres como mujeres “se embarazaron” pues yo quería que todos entendieran lo que supone cargar una vida –y el peso- durante varios meses y la incomodidad corporal que conlleva una panza de cerca de seis kilos. En algunas otras escuelas, hacen esta actividad en parejas, pero yo me di cuenta que este mundo ya no está –tan- heteronormado y que no tendríamos por que SUPONER que tendrían una pareja estable con la cual formar una familia. Pasa, ¿no? Si no me creen, sólo échenle un ojo a las estadísticas del INEGI de madres y padres solteros/as en México. Así que decidí embarcarlos en esta actividad solitos, sin ayuda ni apoyo de nadie más que la complicidad de sus padres que gustosos aceptaron la actividad.

Pese a que únicamente son 30 alumnos, me tomó toda la mañana colocar las sandías de aproximadamente cinco kilos con suficientes vendas y clean pack para sostener la panza que tendrán que tener por 24 horas mientras llevan a cabo su vida “normal”. Jamás pensé que sería tan extenuante para mí, pues el sacrificio era para ellos que tendrían que dormir, comer, ir al baño y vivir con ese peso enorme en el vientre. Algunas de las quejas que tenían era que les daba comezón, que estaban cansados de la espalda o que tenían calor. ¿No es eso lo que toda madre pasa cuando ya está a unas semanas de dar a luz?

Al día siguiente trajeron a sus “bebés”, muñecos con peso real de un bebé recién nacido, con su ropa, cobijas, estaban muy dispuestos. Después de un rato se cansaron: “Miss, ¿de verdad tenemos que cargarlo todo el tiempo durante una semana?”, “Esto es una locura. ¡Nadie podría aguantar esto!” ¿Seguros? Probablemente algunos de ustedes, mis queridos lectores, ya hayan tenido la dicha de ser papás y se habrán enfrentado ya a esta realidad inminente: traer una vida al mundo no es únicamente alegría y experiencias cumbre, gastos, pediatra, cuidados y amor. También implica una experiencia de contacto con los miedos más profundos “¿Lo estaré haciendo bien?”, “¿Soy buen padre o madre?” Hacer contacto con aquellas huellas de abandono de nuestros propios padres y desde el punto más básico, un cansancio infinito después de meses de pocas horas de sueño, un horario de trabajo normal y satisfacer todas las necesidades de un pequeño que no podría sobrevivir sin ti. Sí, ser papá o mamá cuesta, cansa, agota.

¿Cuál es la salida fácil? Abandonar. Dejarlo/a al cuidado de abuelos, de sus hermanos, de cualquiera que se preste. La parte difícil es hacerse cargo, mejorar como persona cada día porque hay alguien que te admira y te imita. Sobrellevar el cansancio para tener siempre ánimos de jugar, para dar una sonrisa y ser paciente desde que tu pequeño/a está en la cuna hasta que te pide el coche para irse a la universidad.

¿Ya lo pensaste bien? Afortunadamente, en esta titánica tarea no estás solo. Ahora tenemos acceso a muchísimo material sobre crianza: talleres, libros, grupos en redes sociales y profesionales de la salud dedicados enteramente a eso. No estás solo/a, decide dejarte acompañar y hacerte la labor un poco menos exhaustiva. No puedo más que desearte buena suerte en esta hermosa labor que desempeñas. 

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