Saturday, 20 de April de 2024

Innovemos México

Por Alejandro Moyaho Bernal / /

ident perspectivas

“Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”

Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (O.M.P.I), en 2017, México ocupa el lugar número 58 de las 130 economías mundiales, en solicitud de patentes. Esta información es de suma importancia para tomar decisiones sobre el curso que lleva y debe llevar un país; pues ofrece un panorama muy completo relacionado a la innovación.

Se ha comprobado que la innovación es cada vez más importante como motor de crecimiento económico y social en el mundo. En ese sentido, México está muy lejos de alcanzar a Suiza que es el número 1; en relación a nuestro continente, también está distante de Estados Unidos que ocupa el número 4; de Canadá que tiene el 18; y abajo de Chile en el 46 y de Costa Rica en el 53.

Lo anterior significa que en México, por cada millón de pobladores que existen, sólo tenemos 400 científicos. Dentro de éstos 400 científicos, no sólo están los investigadores que se dedican de tiempo completo y que tienen publicaciones destacadas; incluye a todos, buenos o no tan buenos, y aun así, es muy bajo.

A diferencia de los países europeos y asiáticos, que son los que encabezan la lista, en Latinoamérica se desestima la ciencia, la ingeniería y la innovación; ocupando el último lugar en las prioridades del gobierno, situación muy compleja pues debería ser parte principal del Plan de Nación, de la política de estado y de la agenda de gobierno.

En México, los empresarios son pieza clave para lograr un avance importante en este tema; ellos podrían invertir en investigación y desarrollo, otorgar más premios o incentivos a los científicos e innovadores que logren algo trascendente y que beneficie a la población, pues los apoyos del gobierno no son suficientes y casi siempre son ocupados con fines de autopromoción. El gobierno, por su parte, debería facilitar los trámites burocráticos para la creación de nuevas empresas, dar estímulos fiscales a las compañías que logren inventar nuevos productos y proteger la propiedad Intelectual.

Todos los medios de comunicación deberían también sumarse, creando campañas de opinión que generen entusiasmo colectivo. Que realicen campañas de difusión sobre personajes destacados que aportan beneficios importantes para la humanidad. Con esto, provocarían la admiración de la sociedad hacia la gente que toma riegos para cambiar al mundo.

Como sociedad la propuesta es que trabajemos en conjunto por una cultura que glorifique la innovación: logremos nuestros héroes de la ciencia. Así como admiramos a los artistas y deportistas, ahora admiremos a los innovadores; como Luis Miramontes, creador de la píldora anticonceptiva; Guillermo González Camarena, inventor de la televisión a color; Mario Molina, quien descubrió amenazas en la capa de ozono; Juan Lozano, inventor de la mochila propulsora (jet pack); Jordi Muñoz, inventor de los drones de bajo costo no militares, entre otros.

Si garantizamos la calidad educativa, lograremos excelentes ingenieros, científicos e innovadores, sin demeritar a las otras carreras. Cuidando, insisto, en no sólo aumentar cifras, no por tener más graduados en estas áreas se están creando figuras exitosas. Es momento de despertar consciencias.

Es cuestión de voluntad política. Alentemos a empresarios, académicos, prensa y políticos; y que ellos también se dejen alentar. Alguien debe dar el primer paso, y ese alguien podemos ser nosotros, de otra forma, esto nunca va avanzar. Debe ser un trabajo donde estemos involucrados todos desde el lugar que nos corresponda; como ciudadanos, dejemos crecer y empecemos a creer en aquellos que estén asumiendo riegos, inventando o creando. Aceptemos el concepto de fracaso, recuerden que el éxito se logra teniendo muchos de éstos. Los grandes de la ciencia no lograron sus aportaciones al primer intento.

A mayor número de buenos científicos, mayor es la probabilidad de tener personas extraordinarias.

Sigamos el ejemplo del científico exitoso. Verán como las cosas empiezan a cambiar.

Saludos y hasta la próxima. 

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