“A río revuelto, ganancia de pescadores”. Es así como deberíamos seguir actuando los mexicanos después del sismo del pasado 19 de septiembre, estaría de más entrar en detalles en este espacio. Lo que sí considero importante destacar, es la forma en que nuestra sociedad se ha unido para brindar apoyo a los que lo necesitan, de vencer barreras y distancias, de hacer algo por gente que no conocemos y que sin importar sus creencias religiosas, políticas, sociales, etc., actuamos por solidaridad, en un despertar, siempre llevando en la mente los colores de México.
Si lleváramos este actuar al deporte, podrían resurgir personajes como los que alguna vez tuvimos en México en décadas pasadas, como el tenista Rafael Osuna; el beisbolista Fernando Valenzuela; Julio César Chávez (padre), el mejor boxeador mexicano; Hugo Sánchez, futbolista Pentapichichi; Ana Gabriela Guevara, velocista; Lorena Ochoa, golfista; Paola Espinosa, clavadista; por nombrar sólo algunos ejemplos.
¿Qué pasaría si todo ese talento surgiera y destacara en la misma época?
Ahora los deportistas profesionales o amateurs cuentan con gran apoyo de la tecnología, que no es inalcanzable para todos, basta con curiosear por las tiendas virtuales que ofrecen buenas aplicaciones para hacer ejercicio (gratuitas o con costo mensual), que van desde aceptar retos, hacer ejercicios en un determinado número de días desde la casa, y sin necesidad de equipo adicional; hasta las más completas que ofrecen un análisis detallado del desempeño del usuario. Sin dejar de mencionar a los preparadores físicos, los accesorios y equipos que cada vez están fabricados con materiales más ligeros y resistentes para ese fin. Lo anterior en combinación con una buena cultura del deporte y talento, que sin duda hay en nuestros jóvenes, nos augura tener a nuestros propios héroes del deporte mexicano.
Héroes que mucha falta hacen en nuestras vidas, como estereotipos a seguir, dignos de imitar, alejados de los escándalos, de la corrupción, de los vicios, de la delincuencia y de la indisciplina, esos son los héroes que queremos.
Héroes de carne y hueso, que nos hagan sentir esa euforia como cuando éramos pequeños y salía El Santo en sus películas, sacándonos una sonrisa cómplice que decía: las cosas saldrán bien, la obscuridad quedará atrás, el villano por fin recibirá su merecido. A esa sensación y vibración es a la que me refiero, debemos buscar día con día y de ser necesario, levantar piedras, buscar detrás de puertas que fueron cerradas, de esas alas que fueron cortadas por no convenir a intereses personales de quienes dirigen las Instituciones. Talento hay, y mucho, hagamos al deporte algo imprescindible en nuestra vida.
“La mala fortuna”, por así llamarla, que ha enturbiado y provocado un grave retroceso en los resultados de nuestros atletas de alto rendimiento, cuando se miden a similares de otros países, es el no sudar la playera o rajarse el pellejo. Es decir, subestiman lo que implica levantarse todos los días a las 5:00 ó 6:00 am para ir a entrenar, sin importar si llueve, hace frío, calor, etc. Dedicarle por lo menos 3 horas al acondicionamiento físico, cuidar la alimentación absteniéndose de comidas que gustan mucho pero son una bomba de grasas y carbohidratos.
Sufren amnesia cuando se requiere que el orgullo le ordene al cuerpo dar un último esfuerzo porque este ya no puede más, terminar con la respiración agitada, el cuerpo cubierto de sudor y con la ropa mojada, es más, a esa altura, no incomoda esa sensación que se presume como trofeo obtenido en la jornada, con la certeza y satisfacción de que más adelante rendirá frutos traducidos en victorias.
Hagamos lo que nos corresponde como ciudadanos o integrantes de una familia. Recuerda que lo mejor es predicar con el ejemplo, comienza tú y después integra a tus más cercanos. Yo ya estoy contribuyendo con mis dos granitos de arena (Alex y Dianita). Busquemos a nuestros héroes deportistas mexicanos, podría ser que los veamos reencarnar en nuestros hijos, sobrinos, amigos, conocidos, etc.
¡Entonces pues!, los invito a explorar nuevas sensaciones en el cuerpo y la mente, generando las endorfinas suficientes para sentirse muy bien todo el día, mejorando tu metabolismo, tu humor y tu salud.
Y como decía mi abuelita Bety (q.e.p.d.): “Tápate bien el pechito mijito, para que con estos fríos, no te vayas a enfermar”
Saludos y hasta la próxima.