Saturday, 20 de April de 2024

¡Just do it! Y livin´la vida

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

 panza identifi

Uno de los pasajes que suelo recordar cuando empiezo a dejar las cosas a medias es aquél que describe Elena Poniatowska en su libro Juan Soriano, niño de mil años. El pasaje, si mal no recuerdo, habla del enojo que le causaba a Soriano la postergación. Cuando Soriano volvía México se encontraba con ciertos amigos suyos que le hablaban de esa grande obra de la vida que estaban por realizar y Soriano, muy a su estilo, preguntaba algo como ¿y dónde está esa obra, ya la empezaste? Y le respondían que pronto, que había que pensar algunos detalles y así hasta el infinito. Iba nuevamente Soriano a Europa unos cuantos años y cuando regresaba a México y veía a estos amigos suyos se seguía hablando de esa gran obra que no existía en ninguna parte… que se postergaba hasta siempre.

Mi generación creció no únicamente con la generation Next de Pepsi o con la rockola de Coca- Cola. Crecimos también con el lema inalcanzable de Nike: “just do it”. ¿Qué significado puede tener esto? Es simple, si quieres escribir, escribe, si quieres jugar futbol, juega, si quieres viajar, viaja, si quieres tocar algún instrumento musical, tócalo. Es decir, just do it! La gran bronca que representa esto es que supongo que más que voluntad también es, en un principio, el estar dispuesto a quitarse tantos prejuicios posibles y empezar, step by step (¿recuerda esa canción de The New Kids on the block?) a hacer aquello que nos gusta o nos gustaría realizar.  Por eso creo que al just do it le agregaría el “muy a tu manera”.

Hace poco en mi trabajo nos dieron una plática sobre el bienestar. Algo retumbó en mi cerebro que creo, hasta el día de hoy, no ha dejado de resonar. El rector de la universidad dijo algo relacionado a la perseverancia: la gente talentosa ya tiene hecho el camino que el perseverante apenas ejecuta. El ser perseverante nos lleva a reconocer que no podemos hacer ciertas cosas “por ahora” pero eso no implica que jamás puedan hacerse. Digo que éstas palabras resuenan en mi mente porque desde pequeño (e incluso a esta edad) ciertas frases me convencieron de que no era bueno para ciertas actividades como: escribir, tocar la guitarra, nadar, pintar, jugar futbol, etc. Si a esto le agregamos nuestro estado emocional, intelectual y el pasado entonces pasa que construimos grandes muros alrededor de nosotros. El muro de Trump es poca cosa comparado a estos muros.

Solemos ver películas en la que los protagonistas, sea como sea, logran lo que desean, lo que sueñan, lo que siempre están anhelando. Y nos identificamos tanto que deseamos ser como ellos y de repente llegamos a nuestros hogares y nos proponemos ya bajar de peso, publicar una novela, ir por el amor de nuestra vida, poner ese negocio que va a conquistar al mundo y así, comenzamos un par de días y al tercero, bueno, resulta que es mucho, que en realidad no estoy tan gordito, que estoy gordi sabroso pandita, que mi novela no es lo suficientemente buena, que el amor de mi vida, si así lo fuera, ya hubiera estado conmigo desde siempre, que el negocio es una locura y  así se nos va la vida y vienen las frustraciones y la vida sigue pasando.

¿Por qué nos detenemos tanto? Creo que el fallo comienza desde la familia y la educación que se nos brindó. Por ejemplo: mi maestra de pintura siempre me amenazaba con reprobarme aun cuando le entregaba el mejor dibujo que podía hacer (no era una maravilla pero estaba bonito, muy azul) En vez de que mi maestro de física me ayudara a entender la manera de despejar fórmulas prefería reprobarme y decirme, burlonamente, que le daba gusto saber que había en su vida un físico menos, he killed me!. En los talleres literarios ni se diga, si escribes de equis forma está mal (¿por qué escribes esto?) pero si cambias es peor (no todos pero en la gran mayoría). Una vez quise enamorar a una chica tocando el piano. Entonces tomé clases, mis padres me consiguieron un piano y ahí estaba, paso a paso poniendo una pieza. Cuando toqué la pieza, la chica se limitó a decir que estaba bien pero que sonaba mejor la canción original (o sea, era obvio).

Hubo un tiempo en el que ni escribía ni tocaba el piano. Aquí unas actividades con su frase complementaria de la gente: si salía a caminar me decían que eso no era deporte, cuando  trabajaba en radio am me decían que ahí se muere de hambre, cuando trabajaba en televisión me preguntaban si estaba padre la telesecundaria, cuando comencé como profesor me preguntaban si estaba dispuesto a entregarle mi vida a 100 adolescentes cada semestre, cuando entré a la maestría en letras me decían que para qué, que en México eso ni sirve, cuando puse un negocio me aconsejaban que la crisis no estaba linda como para hacer negocios, cuando  regresé al piano me decían que ya no tenía edad para eso, cuando me titulé de la maestría por tesis me decían que nadie iba a leer mi trabajo.

Llegó un momento en el que todo lo hacía a medias, daba clases a medias, escribía a medias, tocaba el piano a medias, prácticamente todo lo hacía a medias. Casualmente alrededor mío había mucho silencio pero dentro de mí había una combustión terrible. Yo quería hacer las cosas bien, quería entregarme, quería darme el lujo de permitirme vivir pero tenía un miedo gigantesco. Creo que fue cuando me separé de mi ex- pareja que fui consciente de ese gran miedo. Gracias a ella entendí que mi vida estaba cayendo en un gran vacío. Al separarme determiné hacer todo aquello que podía con la máxima intensidad posible. Vuelvo al tema: permitirme vivir. En mi trabajo realicé con mis alumnos eventos que exigían de más y salieron con muchos aplausos. ¿Por qué hacer shows si era más fácil entregar un trabajo final? Fácil. Hicimos eventos para unirnos y apasionarnos con lo que hacíamos. Después me fui de viaje gracias al apoyo de mi jefa y de la universidad. Ahí entendí lo fuerte que puedo llegar a ser en diferentes culturas bajo diferentes idiomas. Después decidí escribir, decidí regresar a tocar el piano, decidí salir a caminar lo más posible y decidí dar más en mi trabajo, decidí ayudar y apoyar más, decidí también bailar y también decidí, en momentos difíciles, no quedarme callado, llorar, golpear, correr, gritar, meditar (cuando digo esto me dicen que si ya soy el gurú del amor, el buda posmoderno, que qué flojera sentarse por una hora para hacer nada).

¿A qué voy con esto? Freddie Mercury se entregó en cada show sin importarle nada. Decidió vivir. Decidió siempre ser y dar lo mejor de sí mismo siempre, dijera lo que dijera la gente. Creo que esa es la forma de atacar algunos miedos y comenzar a darnos la oportunidad de dejar de ser tan críticos y mal vibrosos con nosotros mismos. Igual y no somos genios o lo increíblemente buenos pero si quieres escribir, escribe, probablemente a alguien le salves la vida, probablemente te publiquen, probablemente sanes algo con la escritura. Si quieres tocar el saxofón, hazlo, probablemente reconcilies a una pareja, probablemente fortalezcas tus pulmones, probablemente con el tiempo te inviten a tocar un buen jazz. Si quieres jugar futbol pero tienes pies izquierdos, juega, probablemente conozcas a la mujer de tu vida después de la reta, probablemente metas un autogol que te haga reír o el gol de último minuto. Si extrañas y amas a esa persona, háblale, probablemente regresen, probablemente no, probablemente te sientas más libre, probablemente el perdón lo resuelva todo. Si quieres cocinarle a tu pareja sin ni siquiera saber romper un huevo, cocina, probablemente pidan una pizza a domicilio, probablemente tu pareja te ayude a cocinar o probablemente seas el próximo master chef.  No postergues, inténtalo,  just do it! Muy a tu manera, muy a tu forma y no hay que ser tan injustos con nosotros mismos.

Somos como somos, no podemos vivir la vida de otros, mucho menos ser aquellos que admiramos. Y si a la gente no le gusta pues, con todo el sarcasmo del mundo “qué dolor, qué dolor, que pena”. So Just do it and have fun!

 

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