Las instituciones educativas, son sistemas sociales en los cuales dada su estructura y organización un grupo de personas interactúan en un espacio geográfico, formal y simbólico generando sinergia; de la misma manera representa una complejidad de múltiples factores interactuando entre si buscando los mejores resultados educativos. La BUAP no es la excepción, es una macro-universidad con los retos y desafíos que esto implica, actualmente se encuentra en un proceso en el cual la comunidad universitaria en un acto democrático expresa sus afinidades por un proyecto de universidad para el periodo 2017-2021.
Los proyectos de desarrollo institucional a presentarse en estos procesos, deben mantener un estrecho contacto y estar convencidos de los variados beneficios que trae el compromiso, el conocimiento, la experiencia, la cohesión, y la voluntad de fortalecer las capacidades universitarias; ciertamente dichos proyectos de administración de instituciones educativas cuentan con periodos definidos, en los cuales como parte de su eficiencia, deben mostrar evidencias de calidad en su estructura, organización, funcionamiento, insumos, procesos, servicios, pertinencia y en los resultados educativos, todo lo anterior como ejes estratégicos invariantes que consolidan el modelo particular de la gestión.
En este sentido, es importante mantener la cultura en la cual es posible disponer de elementos que traduzcan estos conceptos abstractos, en políticas concretas y estrategias funcionales, las cuales den sentido y dirección a las acciones que buscan las administraciones.
Lo anterior expuesto, supone que funcional y estructuralmente, existe un responsable sistémico, cuyas características personales y profesionales generan en la comunidad, la confianza de llevar a cabo las actividades antes referidas, y resolver los desafíos propios de la función que en el caso de la BUAP y de mencionado proceso es la rectoría.
Mantener una imagen consolidada, que goce de confianza por parte del actual representante de la rectoría en la BUAP ante la comunidad, ha sido de suma importancia, ya que en ello residió parte del éxito en la proyección de la institución, así mismo no solo beneficia la presentación personal, sino que derivó en el hecho de emprender una gestión exitosa para la benemérita; una imagen definida, familiar y cercana ciertamente colaboró a desempeñar de mejor manera las actividades que emanan de la función directiva.
En este sentido, y derivado de lo anterior, un amplio sector de los universitarios, conforme avanza el proceso de elección, mantienen la postura de adhesión y apoyo al actual rector, la experiencia, la proyección y la solidez de su imagen agrada los sentidos de aquellos que viven la experiencia BUAP.
Los días avanzan, y conforme se hace inminente el momento de elegir los universitarios analizan las características tanto personales como de la gestión de Esparza, el ejercicio ha traducido la evaluación en muestras de simpatía y satisfacción por las condiciones que actualmente guarda la institución.
Ante este escenario, la construcción de un proyecto de continuidad por parte de Esparza Ortiz está en puerta, ponerlo a consideración de la comunidad universitaria y emprender el camino de sumar esfuerzos es inminente, proponer un modelo cuyas características sean la vinculación entre experiencia y una visión de universidad dinámica e innovadora es una de las capacidades activas del actual rector.
Fortalecer la institución y mantener una identidad universitaria sólida y definida como hasta ahora ha sucedido dio resultado, el diálogo con estudiantes y trabajadores de la institución plasman una tendencia favorable para Esparza, las estrategias y los contenidos propuestos en su gestión transmiten conocimiento y compromiso con la institución, así lo manifiestan las más de 50 mil firmas de apoyo para la reelección del actual Rector.
El proceso continúa, el pulso de la benemérita late fuerte, la tendencia es innegable y parece ser cuestión de tiempo para que Esparza Ortiz consolide su proyecto de continuidad en la BUAP.