La historia se repite en el sindicato del Ayuntamiento de Puebla.
Apenas llegan, tienen poder y unos cuantos muchos pesos, comienzan a darse la ¡gran vida!
Como diría Rafael Moreno Valle en su discurso en la campaña de 2010: cambian de casa, de carro y hasta de esposa.
No todo se le ha cumplido, pero para allá va el líder Gonzalo Juárez Méndez.
Son los propios trabajadores del sindicato quienes ya le han comenzado a armar el expediente.
Recopilaron una serie de fotografías y publicaciones de su familia en diversos destinos vacacionales.
No son, digamos, los grandes viajes pero a ellos les llama la atención el cambio de su estilo de vida desde que asumió la dirigencia del sindicato.
Lo primero que han documentado es la remodelación que el líder hizo a su casa en la colonia Insurgentes Oriente.
El humilde trabajador vivía en una pequeña casa de un piso en la calle Miguel Hidalgo, esquina con Josefa Ortiz de Domínguez.
En la fotografía se puede ver solo un zaguán negro con la fachada de color azul, la gente que lo visitó asegura que era una casa muy sencilla, con apenas dos cuartos.
Pero en cuanto asumió la titularidad del Sindicato, Gonzalo Juárez mandó a demoler todo y se construyó casi casi un edificio.
Tuvo visión empresarial, porque pues no toda la vida va a ser líder ¿verdad?
Así, en la planta baja construyó tres locales comerciales y el segundo y tercer piso su casa.
La propiedad tiene hasta circuito cerrado de seguridad y un muro verde “pa que se viera bonita”.
Además, los sindicalizados reclaman los constantes viajes que su líder, quien nunca había si quiera viajado en avión, ha realizado en los últimos meses.
Esto lo supieron gracias a que su hijo no pudo dejar de presumirlos en Facebok.
En febrero, Acapulco; en julio, Cancún (ese tiene una acotación de “mi primer viaje en avión”); a Guanajuato y Veracruz en enero.
También presumió que ya era alumno del connotado colegio Benavente; que fue al concierto de la Banda MS con toda su familia, su viaje a Six Flags, Cuetzalan.
Todos recopilados por los sindicalizados, para estar listos.
¡No le vaya a pasar lo que a Israel Pacheco!
