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Santiago Miahuatlán y la desaparición de mujeres

Por Edmundo Velázquez / /

CUENTA HASTA DIEZ

La edecán Katlin Calderón fue encontrada sin vida el 29 de noviembre.

Casualmente, su cuerpo se encontraba a un kilómetro de la presidencia municipal de Santiago Miahuatlán.

Según la necropsia, la muerte fue provocada por un fuerte golpe.

Su cuerpo fue tirado, al parecer de un vehículo en movimiento.

“Se trataba de una drogadicta”, dijeron las primeras versiones filtradas por policías municipales a varios medios regionales.

La versión se robusteció de rumores. Dijeron que se llamaba Casandra. Que solamente la conocían de nombre, que no tenía medios de identificación. Que seguramente se iría a la fosa común.

Pero, a los pocos días la familia de Katlin Calderón llegó al lugar.

Su padre identificó los restos en el anfiteatro de Tehuacán.

Ahí la revisaron. Sus tatuajes coincidían.

Las versiones de una mujer llamada Casandra, a quien intentaron criminalizar diciendo que era adicta a las drogas, se cayeron.

La familia de la joven madre, edecán y modelo, desconocía en qué momento, decidió salir de la zona metropolitana para finalmente morir en Santiago Miahuatlán.

Katlin que vivía en el fraccionamiento Las Trojes, en San Lorenzo Almecatla, del municipio de Cuautlancingo, había aceptado viajar hasta Santiago Miahuatlán.

El cadáver de Katlin América salió de la morgue tras permanecer tres días en calidad de desconocida.

Fue trasladada y sepultada en San Pedro Cholula.

Pero siguen las malditas dudas.

Porque las bacanales de Luis Flores Rodríguez, el presidente municipal de Santiago Miahuatlán, son bien conocidas.

Su afición de contratar jovencitas para que lo acompañen a él y sus compadres a estas fiestas es también muy conocida en la región.

¿A quién le interesaría desvirtuar la identidad de una mujer asesinada?

Los policías municipales de Santiago Mihuatlán fueron los más interesados en insertar la versión de “Casandra, la drogadicta”.

En ese mismo municipio, desde 2016, se tiene la sospecha sobre la intervención del presidente municipal, Luis Flores, en la desaparición de dos jóvenes que al parecer eran víctimas de una red de trata de personas. 

De las jóvenes Karina Yazmín Alducin Rodríguez y Rosana Saraí Sánchez Olguín, ambas originarias de Tehuacán, no se sabe nada.

También, casualmente, los principales interesados en desvirtuar información sobre ambas desapariciones laboran en Fiscalía de Puebla, ya que la regional de Tehuacán simplemente no mueve un dedo para aclarar qué fue de ambas jóvenes.

¿Sabremos entonces qué ocurrió en verdad con Katlin Calderón?  

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