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Las líderes de la trata en el Centro Histórico

Por Edmundo Velázquez / /

Cuenta hasta diez

Quién sabe con quién se mochan o a quién le pasan la lana.

Pero son cuatro, al menos, las grandes madrotas del Centro Histórico de Puebla.

Y nadie se puede meter con ellas.

Nadie. O bueno, eso han demostrado porque incluso cuentan con el apoyo de uniformados, les pasan su billetito a funcionarios municipales y hasta entregan a chicas para que se “cobren”.

Puede que las detengan hoy, mañana salgan en libertad y pasado mañana se escondan. Pero vuelven y con más fuerza.

Y ellas no le pierden, las que sufren la explotación sexual son mujeres y niñas enganchadas para ser ofrecidas en las calles de Puebla y utilizar los hoteles y moteles del primer cuadro del Centro Histórico.

De más está decir que se encuentran a unas cuadras de las zonas que frecuentan los turistas —de los que nos importa mucho el aspecto que tenga la ciudad de Puebla—.

En todos los casos, las madrotas del Centro Histórico captan a menores de edad, a pesar de que sea evidente que tienen 13 o 14 años de edad ellas mismas las asesoran para utilizar ropa o maquillaje que permita camuflar que son menores de 18 años.

Ninguna pide una identificación oficial y muy pocas de las madrotas, o casi ninguna de ellas, les exigen chequeos o cartillas de salud.

Según información de las propias sexoservidoras del Centro Histórico son cuatro las mujeres que concentran el poder de la trata de personas.

Ahí les va la lista.

(Ojo a los funcionarios de la Fiscalía General del Estado que se están tardando en investigarlas)

Ah, en la mayoría de los casos se trata solamente de sus alias y las zonas donde pueden encontrarlas. Porque por el temor que les tienen las mujeres explotadas en la zona solamente les dejan saber su nombre de pila o sus sobrenombres.

Las madrotas del Centro Histórico son:

1. “La Carmela”

Aunque usa el alias de “La Carmela”, su verdadero nombre es María Benita Arce Luna. Es protegida por un supuesto policía ministerial conocido como Arturo Munguía.

Su detención provocó que muchas de las jóvenes a las que había enganchado comenzaran a trabajar por su propia cuenta, otras al verse liberadas de su yugo dejaron las calles y volvieron con sus familias. Sin embargo, “La Carmela” volvió a la calle 14 Poniente unos meses después y su reino en la trata local sigue. Se le conoce como una de las más poderosas.

VER: Un ministerial, el padrote de la 14 Poniente

2. “La Kenia”

Esta madrota cobró auge en cuanto fue detenida “La Carmela”, actualmente se mantiene controlando la calle 12 Poniente. Intentó arrebatarle el espacio de la 14 Poniente a “La Carmela” pero pocas de las mujeres que se autoexplotan la respaldaron. A comparación de “La Carmela” no cuenta con protección de agentes de la Policía Ministerial pero sí entrega pagos por mantenerse en la 12 Poniente, hecho que utiliza para justificar la explotación que ejerce sobre las jovencitas que son captadas.

3. “La Vicky”

La calle 4 Poniente está dividida en los liderazgos de dos madrotas. Uno de ellos lo mantiene “La Vicky”, quien opera a partir de la esquina de la 5 Norte hasta la 9 Norte. Las quejas de los comerciantes establecidos señalan que a partir del último año “La Vicky” se ha vuelto más fuerte pues cuenta con el respaldo de los propietarios de los hoteles baratos que se encuentran en su zona y donde envía a trabajar a las mujeres que engancha.

4. “La Jimena”

Para evitar confrontaciones “La Jimena” entró en acuerdo con “La Vicky”. Esta madrota controla la calle 4 Poniente a partir de la esquina de la 3 norte, la zona que rodea a la Capilla del Rosario. Las mujeres que capta “La Jimena” utilizan los hoteles del andador comercial 5 de Mayo.

Aquí es donde volvemos al inicio de esta historia.

Quién sabe con quién se mochan o a quién le pasan la lana porque ahí siguen.

Y en pleno Centro Histórico.