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Ahora soy un superhéroe

Por Yonadab Cabrera / /

yonachinguen ident

La neta no, no soy un superhéroe. Hubiera dado todo a cambio de adquirir súper poderes la tarde del sábado pasado mientras escuchaba el partido de los Lobos BUAP a lo lejos.

Pero no fue así y como dice mi buen y querido Osy doc (Arturo Rueda, director de Cambio), el hubiera es un verbo del pasado que no existe.

A cambio de súper poderes sólo iba a recibir flores, esquelas y coronas ante la tragedia que estuve a punto de vivir por segunda vez.

Como cada fin de semana, me tocó quedarme con mi peor es nada en su casa. Estábamos tan pendientes del partido de los Lobos BUAP que se nos olvidó que la regadera no servía.

Entonces, ya saben, tuvimos que poner agua a calentar con una resistencia eléctrica y bañarnos a cubetadas o como dice mi sacro santa madre, ¡A mentadas de madre!

Mi peor es nada fue quien primero se metió a bañar y tuvo a bien, ponerme mi agua a calentar, pero cuando le pedí que fuera a checar si ya se había calentado, por supuesto, me mandó por las cocas.

Y tiene razón, pues el encaje es bonito pero no tan ancho.

Con todo mi pesar fui a tentar mi agua, metí mis dedos a la cubeta y me electrocuté, bueno sólo me dieron muchos toques.

Por supuesto, grité.

Pero eso no fue todo ¿Recuerdan que les dije que no servía la regadera? Debo decirles que la ducha es eléctrica, o sea que funciona con energía eléctrica, y a mi peor es nada se le ocurrió “arreglarla”, la quitó, ya no la puso; dejó los cables sueltos, sin cinta de aislar y sin letreros que dijeran

¡Caution! O ¡Peligro, alto voltaje!

Después de que casi me electrocuto con la cubeta, desconecté la resistencia, cargué el recipiente hasta el baño y tardé horas en meter los dedos para sentir el agua, tenía miedo de volverme a electrocutar.

Acercaba la mano derecha y la quitaba, la volvía a acercar y la volvía a quitar, hasta que por fin me amarré los huevos, respiré onda y profundamente y sin pensarlo metí la mano.

¡Bendito Dios ya no me electrocuté! Pero canté victoria antes de tiempo.

Con mi 1.80 centímetros de estatura y el baño que tiene una altura de 1.90, levanté mi mano izquierda para quitarme mi playera, luego la derecha y lo sentí, sentí un terrible hormigueo que recorrió todo mi cuerpo, me salió humo de todas partes y olía a quemado.

Me quedé pegado unos segundos y sólo pude gritar ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!

Sí, mi mano tocó los cables pelados con corriente, mis dedos se quedaron encorvados como si tuviera artritis y después de horas seguía con el hormigueo y el olor a chichinado.

Y luego estiraba mi mano para ver si lanzaba súper poderes, pero sólo tenía un gran dolor.

Sí, casi muero y no la cuento.

Moraleja: díganle a su novia, novio, esposa, esposo, amante, similar y conexo que arregle los pinches desperfectos de su casa, porque nunca saben cuándo les pueden ocasionar un fatal accidente.

¡Claro!, chinguen al guapo.

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