Saturday, 20 de April de 2024

Academia

A mayor diversidad de insectos, mayor salud de un ecosistema

- Foto: Especial

La presencia o ausencia de estos seres vivos da pistas sobre parámetros específicos de un hábitat 

Por Central /@CentralPuebla /

Con cerca de un millón de variedades descritas, los insectos representan el 56 por ciento de las especies animales del planeta; es decir, la mayoría. Varios son de importancia ecológica, pues sirven como indicadores biológicos de la condición o salud en un ecosistema.

Es decir, según el estado de conservación de un hábitat, habrá una serie de especies más destacadas que otras, de modo que presencia o ausencia de estos individuos son pistas sobre los niveles de oxígeno, contaminación ambiental, salinidad del suelo y contenidos de humedad, entre otros parámetros específicos.

Gonzalo Yanes Gómez, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP y experto en ecología de comunidades de insectos y vertebrados, explicó que hay una relación inversa entre la perturbación de un ecosistema y el número de especies de insectos allí, así como el número de individuos por especie.

Dado que se encuentran en cultivos, pastizales, ciudad y campo, los insectos son capaces de modular el funcionamiento de los ecosistemas. Incluso existen los que sólo se encuentran en ambientes bien conservados o alterados”, señaló.


Además, dijo, dependiendo del entorno en el que se encuentren desempeñan ciertas funciones: polinizadores, degradadores de materia muerta, mejoradores del suelo y agentes de cambio en la composición de la vegetación.

Asimismo, ante la más mínima alteración de las condiciones de su entorno, cambian sus funciones vitales. Por ello, estos seres vivos se pueden convertir en indicadores biológicos muy útiles, fiables y económicos para evaluar la calidad ambiental del suelo, el aire o el agua.

Por ejemplo, cerca de Córdoba, Veracruz, el maestro Yanes y sus alumnos encontraron que la diversidad de escarabajos en selva es 2.2 veces mayor que en potrero, por lo que se recomendaría, junto con otros estudios de flora y fauna, desarrollar un programa de conservación biológica en este lugar.

De esta manera, externó el integrante del Laboratorio de Entomología, el estudio de insectos permite identificar zonas que deben ser conservadas a través de reservas de la biósfera, parques estatales, humedales protegidos o áreas privadas.

Gonzalo Yanes Gómez, también curador de la colección de insectos de la Facultad de Ciencias Biológicas, con alrededor de 5 mil ejemplares, entre estos abejas, avispas, libélulas y mariposas, expuso que para obtener los índices de biodiversidad se realizan salidas de campo para capturar a las distintas especies con trampas de luz y animales muertos, según el tipo.

Una vez capturados, se montan con alfileres, identifican y realizan análisis estadísticos, en los cuales no es suficiente contar las especies, sino también el número de individuos para medir los índices de diversidad, precisó el maestro en Ciencias Ambientales, por el Instituto de Ciencias de la BUAP.

Roles ecológicos

Los insectos desempeñan papeles ecológicos claves dentro de los ecosistemas. Tal es el caso de los escarabajos coprófagos, necrófagos y xilófagos que se alimentan de estiércol, animales en descomposición y madera, respectivamente, por lo que ayudan a degradar naturalmente la materia orgánica.

Otros ejercen un papel importante en la polinización de las flores al alimentarse del néctar, función similar al de murciélago para ayudar a la sobrevivencia y reproducción de las plantas. Tan sólo en Europa el 84 por ciento de los cultivos y el 80 por ciento de las flores silvestres dependen de la polinización animal, en particular de los insectos.

Incluso algunos como las larvas de los mayates –insectos de la superfamilia de lamelicornios (por tener un abanico de láminas en las antenas) y denominados así por su proliferación en el mes de mayo-, pueden promover la fertilidad del suelo, ya que al alimentarse de restos vegetales en proceso de descomposición generan sustancias húmicas similares al de las lombrices de tierra.

Sin embargo, estos insectos también llamados gallina ciega son considerados una plaga de importancia económica, ya que al alimentarse de las raíces de las plantas causan daños a los cultivos agrícolas.

Por lo anterior, el maestro Gonzalo Yanes Gómez instó a aprender a respetar el medio ambiente y sus diferentes ecosistemas: “Nos debemos a la naturaleza y dependemos de ella, gracias a ella obtenemos medicamentos, materias primas, suelo, aire limpio y otros recursos vitales. Cuidémosla porque si la deterioramos, nos perjudicamos a nosotros mismos”.