Un ciudadano loable vietnamita, quiso tentar al destino y de atajarse en el techo de un negocio, decidió contribuir al medio ambiente y abatir las sequías, por lo que se dirigió a la orilla de una vialidad, se bajó el cierra del pantalón para orinar.
Pero esta osadía no fue castigada por la policía, por los ciudadanos de buenas costumbres o la moral que impera en el país asiático, sino por Dios y un trailero que le dio tremendo baño con las aguas puercas estancadas en la calle.
Esperemos que no se haya enfermado y no se le haya infectado.