Wednesday, 24 de April de 2024

Política

La candidata de Moreno Valle en Tlaxcala

- Foto: Especial

Se sabe que Moreno Valle ha estado presionando a Ricardo Anaya, el presidente nacional del PAN, para que se concrete la alianza PAN-PRD, puesto que esta unión podría darle a ambas fuerzas políticas una intención del voto de entre el 45 y el 55 por ciento.

Por Fermín Alejandro García / La Jornada de Oriente / / Puebla, Puebla

Los afanes continuistas de Rafael Moreno Valle Rosas no se limitan a su intento de imponer al próximo gobernador de Puebla, sino que se extienden al estado de Tlaxcala, ya que el mandatario poblano se la ha pasado cabildeando para concretar una alianza entre el PAN y el PRD en torno a la figura de la senadora perredista Lorena Cuéllar Cisneros, quien aspira ser candidata a la titularidad del Poder Ejecutivo de esa entidad con el apoyo económico, político y operativo del grupo morenovallista.

Para el PRD ha sido una prioridad hacer una alianza con la derecha para el caso de Tlaxcala, pero donde ha provenido la resistencia es de Adriana Dávila, quien también es senadora, cercana al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa y estaría buscando que el PAN se abstenga a formar esa coalición. La legisladora aspira a ser la abanderada del albiazul.

Se sabe que Moreno Valle ha estado presionando a Ricardo Anaya, el presidente nacional del PAN, para que se concrete dicha alianza, puesto que la unión del PRD con el blanquiazul podría darle a ambas fuerzas políticas una intención del voto de entre el 45 y el 55 por ciento.

Los esfuerzos se intensificaron el fin de semana, toda vez que la legislación local establece que el próximo viernes arranca formalmente el proceso electoral y ese mismo día se tienen que registrar las coaliciones entre partidos políticos.

Lorena Cuéllar Cisneros, nieta de un ex gobernador, si compitiera sola arrancaría con una intención del votos que no rebasa los 30 puntos, razón por la cual es una prioridad formar una alianza con el PAN.

La intención de Moreno Valle es dejar colocados a dos gobernadores, en Puebla y Tlaxcala, para que junto con los 60 diputados federales –de todos los partidos– que ayudó a llegar a San Lázaro apuntalen su proyecto personal de ser candidato presidencial en el año 2018, o por lo menos le permitan seguir siendo un político con fuerza de negociación.

Tal situación plantea un juego perverso de Moreno Valle, ya que durante una parte importante del sexenio el mandatario poblano fue un importante aliado de Mariano González Zarur, el gobernador de Tlaxcala, y ahora el morenovallismo está apostado a evitar que el mandatario tlaxcalteca pueda garantizar una continuidad del PRI en la titularidad del Poder Ejecutivo.

Las posibilidades de que Moreno Valle acabe imponiendo a la próxima gobernadora de Tlaxcala dependen de cómo se acabe deshogando el proceso de selección de candidatos en todas las fuerzas políticas.

El proceso electoral que definirá al nuevo jefe del Poder Ejecutivo de Tlaxcala tiene la peculiaridad que se definirá por el manejo que se haga de las disidencias en los partidos, ya que en todas las fuerzas políticas no hay aspirantes afianzados y hay riesgo de desprendimientos importantes.

En ese sentido, la apuesta de Moreno Valle y de Lorena Cuéllar es que el PRI se fracture y puedan captar los votos de la disidencia priista, tal como lo hizo el primero de ellos en Puebla en el proceso electoral de 2010, en donde incorporó a su campaña a todos los priistas que estaban inconformes con el gobierno del entonces mandatario Mario Marín Torres.

Del lado del PRI de Tlaxcala hay tres aspirantes, de los cuales la apuesta del gobernador es que su sucesor sea Marco Antonio Mena Rodríguez, quien es diputado local y presidente estatal del PRI.

Su segunda opción sería la delegada de la Secretaría de Desarrollo Social, Anabel Ávalos Zempoalteca.

Un tercer aspirante es Noé Rodríguez Roldán, quien hasta hace poco fue delegado en Puebla de la Secretaría de Gobernación y representa la opción de alternancia dentro del PRI, ya que es un personaje que significaría la ruptura con el grupo político de Mariano González Zarur.

Se sabe que Noé Rodríguez es apoyado por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y aunque no está en el primer lugar de posicionamiento entre los aspirantes priistas, se le ve como la mejor opción para evitar una fractura en el PRI y para refrescar la imagen de dicha fuerza política.

Un escenario latente es que si Mariano González impone a su “delfín”, es decir a Marco Antonio Mena, habría un fuerte malestar en varios grupos del PRI que se sintieron marginados a lo largo del sexenio y creen –con sobrada razón– que el tricolor perderá votos por plantear un proyecto continuista, que resulta muy impopular.

En tal sentido se podría producir una desbandada de priista, que estarían en posibilidades de ser captados por Lorena Cuéllar y el grupo morenovallista.

Se sabe que el ex gobernador Héctor Ortiz, quien dejó las filas del PAN y ahora tiene su propio partido llamado Alianza Ciudadana, buscaría una alianza –no se sabe si formal o con discreción– con el PRI en caso de que el candidato no sea del grupo de Mariano González.

En caso de que el aspirante fuera Marco Antonio Mena, entonces Héctor Ortiz buscaría llevar su fuerza política con Lorena Cuéllar o Adriana Dávila, dependiendo de como se resuelva la posible alianza PAN–PRD.

Y se sabe que Héctor Ortiz tiene la posibilidad de generar unos 40 mil votos, que en Tlaxcala pueden hacer la diferencia en una elección reñida.

La Jornada de Oriente

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