Saturday, 20 de April de 2024

Paranormal

8 Leyendas de terror de Guadalajara que te van a quitar el sueño

- Foto: Especial

Si vas a la Catedral, no se te ocurra ver a la niña a los ojos.

Por BuzzFeed / /

Leyendas que van desde un reloj que marcaba la hora de muerte de los niños de un hospicio hasta un hombre misterioso, que siempre vestía de negro y solo salía por las noches.

1. El reloj de la muerte del hospicio Cabañas.

El reloj de la muerte del hospicio Cabañas.

Uno de los primeros relojes instalados en la ciudad de Guadalajara fue el de la fachada del hospicio Cabañas. Este reloj al principio fue una novedad y causó admiración entre los habitantes de la ciudad.

Al poco tiempo de que lo instalaron, el reloj comenzó a presentar una falla, sin explicación aparente se detenía y no volvía a funcionar hasta después de un rato. El reloj se seguía deteniendo aleatoriamente, no pasaba a diario ni a la misma hora pero pronto las monjas del hospicio notaron un patrón: cada vez que el reloj se detenía uno de los niños moría.

El reloj fue bautizado como el Reloj de la Muerte y fue tanto el miedo que causó que en 1952 terminaron por quitarlo y destruirlo.

2. Santa Inocencia (la niña de la catedral).

Santa Inocencia (la niña de la catedral).

Santa Inocencia fue una doncella romana perseguida y asesinada por haberse convertido al cristianismo. Su cuerpo fue embalsamado y enterrado en unas catacumbas hasta que años más tarde, fue autenticada como reliquia y vendida por el Vaticano, pasando por varios dueños y templos hasta finalmente llegar a la catedral de Guadalajara.

Del cuerpo de Santa Inocencia solo se conservan las manos y un cofre con tierra y sangre. El cuerpo que está en catedral es una figura en representación, sin embargo la leyenda dice que a pesar del paso de los años el cabello y las uñas de Inocencia no han dejado de crecer y no se tiene una explicación a esta situación. Algunos aseguran que la han visto respirar y hace poco un turista grabó un video en el que se puede ver como abre los ojos.

3. El árbol del vampiro.

El árbol del vampiro.

Hace muchos años llegó a Guadalajara un hombre misterioso, que siempre vestía de negro y solo salía por las noches. A partir de su llegada comenzaron a encontrarse los cuerpos de animales, jóvenes y niños desangrados y con dos pequeñas marcas en el cuello. Las víctimas siempre eran atacadas de noche por lo que rápidamente empezó el rumor de que había un vampiro en la ciudad.

Los vecinos comenzaron a sospechar del hombre misterioso y un día, hartos de vivir con miedo, decidieron tenderle una trampa y atraparlo. Le enterraron una estaca en el pecho y luego lo llevaron al panteón de Belén para enterrarlo; como precaución pusieron varias lápidas pesadas sobre la tumba del vampiro. Meses después del suceso las lápidas sobre la tumba comenzaron a romperse y la gente notó como un árbol crecía lentamente desde adentro de la tumba.

El árbol del vampiro todavía está en el panteón y se cree que nació de la estaca clavada en el pecho del vampiro. Según la leyenda, el día que el árbol termine de romper la tumba, el vampiro será libre de nuevo para cobrar venganza.

4. La casa de los perros.

La casa de los perros.

A principio del siglo XX Don Jesús Flores, de 70 años, se casó con una joven llamada Ana González con quien después de la boda viajó hacia Europa. El barco en el que viajaban estuvo a punto de naufragar y el matrimonio se juró que si uno de ellos sobrevivía rezaría en cada aniversario luctuoso del otro. Afortunadamente ambos sobrevivieron y a su regreso Don Jesús le dio a Ana la libertad de decorar su casa como ella quisiera. Ana agregó dos esculturas de perros a manera de guardianes en lo alto de la casa. Años después, Don Jesús falleció y Ana no tardó en volver a casarse, olvidándose de su promesa y abandonando la casa que Don Jesús con tanto cariño le dejó. Desde ese día sucesos paranormales comenzaron a plagar la casa. Por las noches se veían sombras y se escuchaba ruidos de ultratumba.

La leyenda cuenta que quien lograra rezar un novenario en el mausoleo de Don Jesús Flores recibiría las escrituras de la famosa “casa de los perros”, pero como requisito quien rezara solo podía llevar una vela para iluminarse y debía ir solo al panteón a las 12 de la noche. Muchos valientes lo intentaron pero nadie fue capaz de cumplir con la petición de Don Jesús.

A mediados de los 90 el gobierno del Estado adquirió la propiedad y ahora es el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas; aun así, quienes trabajan ahí se la piensan dos veces antes de quedarse en la propiedad por las noches.

5. La monja del hospital civil.

La monja del hospital civil.

El Hospital Civil de Guadalajara, Fray Antonio Alcalde uno de los más antiguos del País. La vida y la muerte están presentes en en su interior todos los días.

Sor Manuela Lozano Mendoza, llegó a trabajar a este hospital en el año de 1968. Fue tanta su dedicación y entrega por su trabajo que en solo dos años se convirtió en jefa de enfermeras de la institución. Sor Manuela dedicó 24 años de su vida al hospital y siempre se distinguió por ser servicial y por su constante actualización profesional. En marzo de 1994, Sor Manuela falleció víctima de cáncer.

Poco tiempo después de que Sor Manuela falleciera, varios pacientes comenzaron a compartir una historia parecida: por las noches, una monja muy amable había llegado a sus camas para revisarlos y atenderlos. Algunos pacientes incluso aseguran que hablaron con ella y que la monja se dedicó amablemente a cambiarles el suero y asistirlos.

6. El Rincón del Diablo.

El Rincón del Diablo.

Existió hace muchos años, junto al río San Juan de Dios (hoy Calzada Independencia) el convento de Santa María de Gracia. Una de sus largas paredes daba al callejón del ahorcado, conocido así por que ahí se colgó a un hombre acusado de adulterio. La recámara de las novicias del convento tenía una pequeña ventana con vista hacia ese callejón. Una noche las religiosas fueron despertadas por los gritos y cantos que se escuchaban afuera, cuando la maestra del noviciado se asomó por la ventana pudo ver en el callejón a un grupo de personas realizando un ritual satánico. Luego de que las monjas reportaran lo que vieron en el callejón, el gobierno descubrió que una de las casas cercanas al callejón era el punto de reunión para ese tipo de rituales; estaba decorada con grandes pinturas y altares en honor a Satanás.

La gente dejó de pasar por ahí pues se corrió el rumor de que el diablo aparecía en el callejón por las noches. Las personas que se atrevían a pasar por el callejón lo hacían rezando o con objetos religiosos en las manos. Era tan grande la fama del callejón que pronto pasó de ser “el callejón del ahorcado” a “el Rincón del Diablo”. Con el tiempo, el convento dejó de existir, la casa de los rituales satánicos pasó a convertirse en el edificio de la Secretaría de Turismo y el gobierno terminó por instalar en el callejón una fuente con estatuas de niños (fuente de los niños miones), que con su alma pura logran ahuyentar a los malos espíritus.

7. La mujer de la avenida Lázaro Cárdenas.

La mujer de la avenida Lázaro Cárdenas.

La transitada avenida Lázaro Cárdenas ha sido testigo de muchísimos accidentes viales. En el tramo que conecta con la salida a Chapala, se dice que no solo es la imprudencia de los automovilistas lo que provoca los accidentes, sino la aparición de una misteriosa mujer que cruza la calle en medio de la noche. Hay personas que logran esquivarla, para después darse cuenta de que la mujer ha desaparecido.

Existen quienes han descrito como atropellan a la mujer, pueden sentir bajo las llantas de su coche como el cuerpo se despedaza y el auto brinca mientras pasa sobre la mujer, pero cuando se detienen para inspeccionar el accidente no encuentran nada.

La famosa mujer de la avenida Lázaro Cárdenas ha cobrado decenas de vidas y quienes han vivido para contar la historia aseguran que se ve como una mujer común, que sale de la nada y cruza la avenida con toda la intención de causar accidentes. Algunos creen que es una mujer asesinada por esa zona que busca venganza.

8. La tumba de Nachito.

La tumba de Nachito.

Ignacio Torres Altamirano, mejor conocido como Nachito, era un niño que le tenía pavor a la oscuridad y a los lugares cerrados. Era tanto su miedo que siempre tenía que dormir con las luces prendidas y con las ventanas abiertas. Nachito murió cuando tenía 5 años y fue sepultado en el panteón de Belén.

Pocos días después de que enterraran a Nachito, el velador del panteón encontró el ataúd del pequeño fuera de su tumba y aun que la situación le sorprendió, supuso que alguien le estaba jugando una broma de mal gusto y simplemente volvió a enterrar al pequeño. El fenómeno se siguió repitiendo por varios días, hasta que el velador decidió buscar a la familia de Nachito para contarles lo que estaba pasando. Los padres de Nachito entendieron el mensaje que su hijo les estaba mandando, le daba miedo estar enterrado. La familia Torres Altamirano adaptó la tumba de Nachito para que el ataúd quedara por fuera y agregaron veladoras para que el niño por fin pudiera descansar en las noches.

Hoy en día, es tradición dejarle juguetes y dulces a Nachito en su tumba, Los veladores del panteón aseguran que es común escuchar la voz de un niño jugando y ver como los juguetes que le dejan a Nachito se mueven solos.

Buzzfeed

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