Soy un experto deletreando palabras complicadas, no entiendo por qué jamás participé en un concurso de deletrear, Lisa Simpson no hubiera sido rival para mí, los nerds de The Big Bang Theory me morderían el polvo, la nana Fine se quedaría sin oportunidad y cualquiera que intentara desafiarme.
Y eso pasa, te vuelves un experto en el arte de deletrear cuando tu nombre es tan complicado. Te vuelves un experto d-e-l-e-t-r-e-a-n-d-o cuando la gente no distingue entre la “Y” o la “Ll”, entre la “B” y la “V”, entre la “M” y la “N”. Sí, ¡coño! A las personas le tienes que explicar letra por letra tu puto nombre, pero además tienes que abrir grande la boca como si estuvieras enseñando a un bebé a hablar, y hacer tantos gestos que sientes que te quedarás trabado para siempre.
A la fecha me siento como Dory hablando cetáceo para que la gente me entienda, pues qué no hablo español, qué no saben leer o escuchar (léase en tono enfurecido y desesperado). Parezco tonto repitiendo mi nombre una y otra vez, diciendo cada una de las letras, para que al final terminen escribiéndolo como se les da la gana o como Dios les da a entender.
¿Y el bullying? Bueno, de eso ya ni hablamos, lo superé a los 5 años, después de que en la escuela, en el seguro social, en la escuela de fútbol, en la combi, en la 25 Zona Militar y en el trabajo de mi papá todos me confundieran con ¡Yolanda!
Sí, lo leyeron bien Yolanda. Repitan conmigo Y-o-l-a-n-d-a
Háganme el chingado favor y no es que tenga nada en contra de las Yolanda, pero después de 27 años de deletrear mi nombre a todo el mundo comprenderán el enojo y la desesperación.
En la combi alguna vez por ahí de 1987
Señora desconocida: Qué bonito está su hijo, ¿Cómo se llama?
Mama de Yona: Se llama Yonadab
La señora hizo una cara de rareza, fuchi, de incredulidad.
Señora desconocida: ¿Cómo?
Mama de Yona: Yonadab
Hijo de 11 años de señora desconocida: Mamá ¿Por qué le pusieron a ese niño nombre de niña?
Señora desconocida: Shhh (onomatopeya de callar) cállate Juan, no preguntes esas cosas.
Mamá de Yona: No es Yolanda es Yonadab con Y-o-n-a-d-a-b
Señora desconocida: Ah, Yonadath
Y ahí supe que mi nombre sería un calvario para toda mi vida, pobre de mi mamacita tan tierna y paciente, yo me imagino que se sentía como la señora Dumbo defendiendo a su hijo raro.
Primaria
Tooodos los años de primaria hasta sexto, en cada inicio de ciclo escolar era la misma historia. Las maestras no se sabían mi nombre y las muy pendejas por pasar lista rápido, claro siendo más de 30 alumnos, pues les daba la urgencia, ni leían, ni repasaban y menos deletreaban mi nombre.
¿Qué ocasionaban?
Lo siguiente
Maestra:
1. Araujo Ruiz Juana
-Presente
2. Batallón Batalla Pepito
-Presente
3. Benito Camela Rico
Presente
4. Cabrera Cruz Yolanda
….
Cabrera Cruz Yolada
….
Cabrera Cruz y…
…
¡Maldita sea! Qué no vi… perdonen niños. ¿A caso no vino Yolanda?
Yona: Esteee me llamo Yonadab, Yonadab Cabrera Cruz y no soy niña, soy niño (repetía de pie con la frente en alto, preparado para el bullying)
Obvio era el momento en que todos se reían de mí y de la maestra.
Maestra: Perdona Yo… yoooo… yoooooonaDA
Yona: Es Yonadab Y-o-na-d-a-b, Yonadab
Maestra: Está bien Yonabad.
Aaaaaahhhh, maestras burras, me acuerdo y me encabrono otra vez.
Y para no hacerles el cuento largo, mi certificado de la primaria decía: Yolanda Cabera Cruz.
En el seguro
Por Dios, qué paciencia la de mi mamita, qué temple y qué serenidad. Si las burlas en la escuela eran muy culey no les quiero contar las burlas en el seguro social. De verdad me sentía como Dumbo, nada querido, pero mi amacita siempre me tomaba de la mano y hacía que camináramos rectos y con la frente en alto.
Siempre que me tocaba cita en el médico era una tortura. Para empezar sacar la cita, formarse por más de una hora, esperar a que la que daba las citas escribiera bien mi nombre.
Mamá de Yona: Sí, le decía que la cita es para Yonadab Cabrera Cruz.
Vieja pendeja: Ah sí, Yolanda Cabrera Cruz.
Mamá de Yona: No, es Yonadab Cabrera Cruz. Yonadab Y-o-n-a-d-a-b.
Y ahí estaba mi pobre madre peleando con la vieja pendeja, luego me cambiaba la “B” por la “D”, la “N” por la “M”, ya saben el show y todo para que a las 4 de la tarde la enfermera me nombrara.
Ahora que lo pienso, la escena de la enfermera llamando a una Yolanda era tan parecida a la de Moe llamando a Pel..mazo mientras todo el mundo en el bar se ríe. Así era en el Seguro Social, no solo niños, también sus mamás, sus papás, las enfermeras, los doctores, los chismosos, los malheridos. Toooooodos en esa sala de espera se reían.
Enfermera pendeja: Yolanda Cabrera, Yolanda Cabrera ¿No está Yolanda Cabrera?
Jajajaja ya se paraba mi mamá, me tomaba de la mano y le decía: “No es Yolanda es Yonadab, Y-o-n-a-d-a-b.
25 Zona Militar
Fue el momento más bochornoso y absurdo de mi nombre. En aquellos tiempos cuando estaba por cumplir 18 años como a todo mexicano, me tocó el sorteo del Servicio Militar. Ya saben, bola negra, bola blanca, que si haces el servicio, que si marchas, que si no.
Afortunado fui que me tocó la bola de la suerte, no recuerdo cuál era.
Desafortunado fui, pues hubiera preferido marchar, ya que en ese momento ni imaginaba la letanía y el suplicio que pasaría por un año.
Por fin llegaron a Huauchi los soldados con las cartillas militares liberadas:
Soldado pendejo: Pito Pérez, Juan López, Lalo…Lalona, Pepe…Pepona, Yonadab Carrera…
¿Qué?
Era increíble, estaba mal el apellido no el nombre. Pensé que era un milagro divino, me habían puesto Yonadab, y en lugar de Cabrera pusieron Carrera.
Yona: Hay un pequeño problema.
Soldado pendejo: Ah sí, ¿Cuál?
Me contestó el soldado en tono grosero y seco
Yona: No me apellido Carrera, sino Cabrera.
Soldado pendejo: Pues ya llévatela así, total solo es una letra.
Yona: No hombre, no me diga. Yo no soy Yonadab Carrera, soy Yonadab Cabrera C-a-b-r-e-r-a.
Soldado pendejo: Está bien, pero tendrás que ir a Puebla por ella.
Uf y aquí empezó mi viacrucis, todos los días, toooodos sin excepción alguna fui a la 25 Zona Militar a recoger esa chingada cartilla. Todos los días durante un año estuve ahí parado desde las 8 de la mañana para que la respuesta fuera la misma: “No la tenemos”.
Al final me informaron que tenía un día de gracia y seguramente ese día me darían mi cartilla, pues si no la recogía la quemarían y tendría que hacer de nuevo todo el trámite, además que me tocaría marchar, sembrar arbolitos, limpiar cada de perro y todo por “irresponsable”.
Nuevamente, háganme el chingado favor. Resulta que yo era el irresponsable porque los putos soldados no tenían a tiempo mi cartilla. Total fui, llegué a las 8 de la mañana, la oficina de Servicio Militar la cerraban a las 2 de la tarde, habíamos como 500 chavos y así fueron pasando uno pro uno, uno por uno hasta que quedamos cinco.
Otro soldado pendejo:
1. Pedro Páramo
-Aquí
2. Juventino Flores
Yo
3. Juvenal Patiño
Ese soy yo
Y ya solo faltaba uno
4. Yolanda Carrera
…
Yolanda Carrera
…
Yolanda Carrera
…
Ahhhhh, estallé en cólera. Era el último día para recoger la cartilla, era el último de la lista de chavos de todo un año y en lugar de poner correctamente mi apellido, lo dejaron así y encima de todo cambiaron el puto nombre.
Yona: ¿Qué estás pendejo? No maaaaames, ¡Pito! ¡Pito! ¡Pito! Son unos pendejos, y eres un pendejo, ¿Qué te hace pensar que soy vieja si la puta cartilla tiene mi foto, la foto de un hombre y qué te hace pensar que me llamo Yolanda si soy hombre… pendejo, pendejo.
Estaba tan enojado que me valió un cacahuate mentarle la madre al soldado.
Otro soldado pendejo: cálmate, no me faltes al respeto, estás en el Ejército.
Yona: Me vale verga si estoy en el Ejército o en misa, ustedes me faltaron más el respeto a mí. Me hicieron venir todo un año por la puta cartilla porque tenía mal el apellido y no le cambiaron el apellido y el nombre que estaba bien lo cambia, y por Yolanda, por Yolandaaaaaaaaaaaaaaa, Y-o-l-a-n-d-a.
No sé cómo me habrá visto de enojado el soldado que:
Otro soldado pendejo: Ya, ya, no te preocupes ahorita lo cambio ¿Cómo dices que te llamas?
Yona: Me llamó Yonadab, Yonadab. Y-o-n-a-d-a-b.
Y así, entró a una oficina el soldado, se tardó 5 minutos y salió con mi cartilla corregida.
Yona: No es posible, esto no es posible, en 5 minutos corregiste lo que no corrigieron en un año.
Tv Azteca
Mientras trabajé con mi gran amigo Jorge Aguilar Chedraui, tuve a bien en ponerme en contacto con el departamento de comercialización de Tv Azteca Puebla y con la guapa Ximena, la encargada del departamento.
La primera vez que supe de ella, me pidieron llamar por teléfono para pedir una cotización.
Yona: Sí, le puede decir que le habló Yonadab Cabrera… a ver le deletreo el nombre Y-o-n-a-d-a-b, Yonadab, sí, si gusta puedo ser yorarás, o Yomabad, cómo guste llamarme o se le haga más cómodo.
Posteriormente Ximena se comunicó con mi muy gran amigo Jorge Cravioto, muy extrañada y confundida le dijo que alguien de la oficina de Jorge Aguilar Chedraui había preguntado por ella, una tal “Yolandab”, pero se le hacía raro porque la que siempre preguntaba por ella era “Yolanda”.
Ximena le preguntó a Jorge Cravioto si la tal “Yolandab” era nueva, porque no la conocía.
Ximena: Oye mi cravitx, fíjate que me llamó una tal Yolandab para pedirme una cotización, pero se me hizo raro porque siempre me llama Yola, a esa Yolandab no la conozco, ¿Es nueva?
Por supuesto Cravioto soltó la risa y le dijo que era hombre y que me llamaba Yonadab.
****
El caso es que ya ni yo puedo deletrear mi nombre, tantas veces, tantos años, en tantas ocasiones lo he deletreado que lo hago por inercia tal y como me ocurrió con una llamada de un banco.
Yona: Sí señorita me llamo Yonadab, se lo deletreo Y griega, O de niño, N de oso, a de araña…
Cuando me di cuenta la referencia de cada letra la había dicho mal, O de niño, N de oso.
Moraleja: Nunca le pongan nombres impronunciables a sus hijos, por el amor de Dios
¡Claro, chinguen al guapo!
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