Friday, 19 de April de 2024

¡Qué gane el menos peor!

Por Daniel Fajardo Patrón / /

Concluyó el tiempo de propaganda de los partidos políticos y el alcance que las múltiples plataformas de medios electrónicos y digitales, que bien podrían usarse para lograr una mejor difusión de propuestas, son usadas con mayor frecuencia y eficacia para ridiculizar y “sacar los trapillos al sol” del lado obscuro de cada candidato.

En retrospectiva, el 75% de la comunicación de cada candidato se usó para señalar la corrupción del otro, efecto curioso para el elector quien en lugar de recordar al momento de emitir su voto en las urnas las propuestas de su partido, sin duda lo que recordará serán las difamaciones, calumnias (justificadas o no) señaladas por el contendiente electoral.

¡Con estas prácticas todos perdemos!

Algo que los autores de estas estrategias han olvidado es que la desidia del ciudadano para acudir a las urnas, de tener fe en sus candidatos y en las instituciones que representarán se basa no sólo en la claridad y participación en un proceso electoral, sino de la imagen de los funcionarios quienes se encargarán de gobernar una entidad y que después de un exagerado bombardeo de mensajes tan negativos cuyo tema principal es el robo y la corrupción (por solo citar algunas de sus cualidades), resulta que quien termine siendo vencedor, si no logrará desmentir el 100% de las acusaciones de su contrincante y bastará con que 1 sea cierta, tendrá como efecto que la imagen de honestidad que habrá en su gestión será cuestionada y si la confiabilidad de quien gobernará quedará en esta situación, no hay mejor conclusión en la mente de un votante que pensar:

"Votando o sin votar quien nos gobernará es un corrupto"

y así ¡quién puede motivarse para acudir a las urnas a emitir su voto!

¿Quién gana?

Bajo este contexto, ¿Quién es el mejor candidato?, si viéramos fríamente y con madurez los contenidos de todas las campañas, por lo presentado y con las evidencias mostradas, objetivamente deberíamos exigirle a los partidos otros candidatos, la batalla entre PRI y PAN no fue en propuestas, fue un contienda de quién presentaba los mejores argumentos para mostrar al otro como un corrupto donde ninguno ganó, porque ambos concluyen con una imagen bastante dañada, las propuestas sinceramente no las recuerdo, recuerdo en su mayoría los escándalos que se propusieron para cada candidato y hasta ahí, si el elector siente la obligación civil y moral de acudir a emitir su voto ¿qué opción le queda ante esta situación?, sin duda habrá un ganador, alguien que con una venda en los ojos celebrará un triunfo que en ningún momento deberá relacionarse con el éxito o con la preferencia del elector, porque para la mayoría de los ciudadanos, con todo el cochinero que termina siendo el ejercicio propagandístico de este proceso, es una falacia hablar de un triunfo, gana el que convence, el que moviliza a la opinión pública, el que propone una manera innovadora de alcanzar el desarrollo social, lamentablemente este 5 de junio se elegirá simplemente el menos peor. 

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