En 2010, el empresario estadounidense Travis Kalanick se encontraba en París y tenía complicaciones para poder transportarse al hotel donde se hospedaba. Pensó en lo cómodo que resultaría sacar su Smartphone y desde ahí pedir un auto limpio y seguro que llegara a donde él estaba y lo llevara a donde quería. A partir de esa necesidad, Kalanick a su regreso a la ciudad de Los Ángeles, California, donde reside, desarrolló Uber: una aplicación que conecta a usuarios y prestadores de servicio de transporte.
Uber está actualmente en 295 ciudades de 55 países del mundo, en los que ha acercado la posibilidad a las personas de auto emplearse como choferes privados, esto a través de una aplicación disponible para dispositivos electrónicos, en la que los usuarios al abrirla encuentran a los automóviles que están más cerca, esto acompañado del nombre y la fotografía del proveedor.
Los usuarios tienen acceso a la aplicación con el número de su tarjeta bancaria, principal requisito que Uber solicita, ya que sin excepción, no se realizan pagos en efectivo.
La Ciudad de México fue el punto de lanzamiento de Uber en América Latina. Llegó en agosto de 2013 y casi dos años después ya opera en Guadalajara, Monterrey y Tijuana, con proyecciones de que, antes de finalizar 2015, Puebla y Querétaro se unan a la lista.
Los usuarios prácticamente se han enamorado de Uber: los costos son bajos, los automóviles son nuevos (mínimo pueden ser modelo 2008), durante el viaje el chofer ofrece agua, pregunta si la música es del agrado de la persona y analiza si el usuario desea conversar o no. Actualmente, en el Distrito Federal la empresa tiene a más de 250 mil usuarios y las cifras continúan creciendo.
Sin embargo, en los últimos meses, se han comenzado a registrar agresiones por parte de grupos de taxistas contra las unidades privadas.
De acuerdo con académicos consultados por SinEmbargo, el concepto de lo qué es Uber tiene que analizarse desde dos perspectivas: la del usuario, que se ve beneficiado con una nueva alternativa de transporte público, cómodo, de calidad y seguro, y también la de los taxistas que para poder ofrecer el servicio deben cumplir con requisitos que en la mayoría de los casos tienen un alto costo, lo que tiene como consecuencia una competencia desleal.
Bajo ese mismo argumento, París, Berlín, Bogotá y Madrid son algunas ciudades donde, tras fuertes movilizaciones de transportistas, se ha prohibido el uso la aplicación. En el caso de México, el pasado 20 de marzo un grupo de personas que fueron identificados como supuestos taxistas de un sitio ubicado entre las colonias Roma Norte y Condesa, en el Distrito Federal, agredieron un automóvil que se encontraba prestando el servicio Uber.
Incluso, la Comisión Permanente de Transporte del Distrito Federal, a través de su página de Facebook, destacó este hecho: “Este es el inicio de las medidas que tomaremos en contra de la piratería en todos sus modalidades, si bien es clara nuestra postura en contra de la violencia, también es claro que ya estamos cansados de que las leyes sean solo letra muerta y solo se apliquen en contra de los más vulnerables que somos los regulares, YA BASTA!!! Los hechos sucedidos la madrugada del pasado 20 de Marzo son a consecuencia de la omisión por parte de la autoridades con respecto al tema PIRATERIA y en especifico UBER. En defensa de nuestra fuente de trabajo “Que el Movimiento no pare Yo soy CPT” (sic).
A pesar de esta situación, los números de la aplicación van en aumento. En entrevista, Luis de Uriarte, director de Comunicación de Uber para México y América Latina, planteó que México es el mercado más grande de la región, mientras que a nivel mundial las operaciones de Uber se duplican cada seis meses.
“A diferencia de otras aplicaciones y otras empresas de tecnología, Uber tiene mucho que ver con el mundo real. Muchas empresas de tecnología operan en la red, en internet, pero nosotros estamos ahí y estamos en el mundo físico con personas que utilizan la aplicación para resolver asuntos cotidianos, como transportarse de un lugar a otro de manera cómoda y segura”, señaló Uriarte, quien explica que Uber no es una empresa de transporte, sino de tecnología.
El doctor Rafael Castillo, mentor de la licenciatura en Creación y Desarrollo de Empresas del Tecnológico de Monterrey, expuso que la parte tecnológica es importante, ya que acerca a los prestadores con los usuarios del servicio, lo que ha venido a revolucionar todo el sistema de prestación de servicios y, en el caso de Uber, que se maneja bajo el esquema del autoempleo. “Si tienes un coche, cubres con el perfil, ahora la tecnología te brinda una buena posibilidad”, añadió.
Desde la perspectiva del investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Mario Melgar, la innovación es justamente que los particulares, fuera del gobierno y las autoridades, llegaron a una especie de pacto entre ellos y es ya una reforma estructural de transporte, por lo que considera que hay muchos otros servicios en el que los particulares podrán ponerse de acuerdo y dejar atrás a las autoridades.
“Ellos [las autoridades] no dan permisos, no se meten, no regulan, sino que es el mercado el que está regulando la prestación de un servicio y, curiosamente, el servicio convierte a los particulares en empresarios al ofrecer este servicio y los usuarios que lo contratan se dan cuenta de que funciona mejor que el sistema tradicional, lo que tiene un efecto notable en la preferencia y en el crecimiento de Uber en México y también en otras partes del mundo.
“Hay un sector de la población que, por decirlo de alguna manera, está enamorado de Uber y que estaría dispuesta a no volver a contratar un taxi normal y en las calles de las principales ciudades del país por muchas razones: este servicio es mejor, más rápido, notablemente más barato y más seguro”, apuntó el legista.
EN UBER, TODO BAJO CONTROL
La aplicación está creciendo y es ahora una opción consolidada que ofrece empleos, ayuda a disminuir el uso del automóvil y apoya la economía en los gastos de estacionamiento, cuestión que se ha encarecido en la Ciudad de México.
Abraham Vergara, académico del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, consideró que dados los bajos índices de generación de empleo en México, Uber resulta en gran medida positivo. “Están generando empleo, pagan impuestos, aportan cuestiones positivas a la sociedad […] Una familia en particular se está viendo favorecida en la generación de recursos para ayudar a sus necesidades diarias. Es gente que no encuentra empleo formal en ningún lado pero que tiene que salir a buscar la comida”, explicó.
Uriarte dijo que es una opción que consideran las madres solteras, que ante la dificultad de encontrar un trabajo que sea compatible con sus responsabilidades del hogar y las horas que les exigen trabajar en una oficina clásica. Con Uber prenden la aplicación sólo cuando tienen tiempo y tienen ya un trabajo que también es seguro para ellas, ya que tanto chofer como viajero se conocen a través de la aplicación.
En este aspecto coinciden los académicos: Uber brinda seguridad.
Aunque para Vergara, la parte tecnológica es importante, en la Ciudad de México el factor que más le favorece es el de la seguridad que brinda al dar el nombre y fotografía del chofer, el número de placas del automóvil y un seguimiento permanente de la ruta. “Los usuarios de este tipo de taxis se van a sentir más seguros que en los normales, ya que tenemos hasta el tema de los piratas, que son los que frecuentemente delinquen con los usuarios”.
“La idea de Uber no es novedosa, siempre han existido este tipo de acuerdos, sólo que ahora la aplicación te permite realizar esa transacción en segundos con todas las garantías de seguridad. Es interesante saber quién te va a recoger, puedes compartir el viaje con un tercero, no se maneja efectivo, lo que hace a la plataforma muy segura para los usuarios e incluso para los choferes, pues todos los usuarios están dados de alta en una base de datos”, comentó Uriarte. Además, expuso, el proceso por el que los aspirantes a trabajar en Uber deben pasar.
“Cualquier persona que baja la aplicación y se quiere inscribir como chofer, pasa por un proceso sumamente estricto de exámenes para que nosotros lo aceptemos: se debe entregar una carta de antecedentes no penales a nivel federal. Se les realizan exámenes psicométricos para ver qué tan predispuestos están a hechos de violencia, qué tan buenos son para dar el servicio de forma amable, también se les realizan exámenes toxicológicos y un examen presencial para garantizar que van a poder ser personas que manejen con mucha inteligencia el estrés de calle. Lo mismo pasa con los coches, que pasan por una verificación para garantizar que sean nuevos, aunque de entrada no pueden ser menores al modelo 2008, todos deben ser hacia delante”.
Sin embargo, la evaluación no termina ahí. Tras ofrecer el servicio, tanto el chofer como el usuario tienen que calificarse uno a otro, de no hacerlo no pueden solicitar otro viaje. “Es una calificación de una a cinco estrellas. Al chofer que tenga menos de 4.5 estrellas, Uber lo cita para saber qué está pasando y si eventualmente no hay una mejora se le da de baja. Los choferes también califican a los usuarios bajo el mismo concepto. Uber también tiene la capacidad de dar de baja a las personas que tratan mal a los choferes y que sean groseras. Esto garantiza una seguridad por los dos lados, por eso es que Uber es atractivo para las usuarios y para las personas que están buscando empleo seguro”, agregó.
Este modelo de negocios, según Castillo, está probado a nivel mundial, por eso se adoptó fácilmente en México, además de que llegó para quedarse, salvo si la autoridad pudiera determinar alguna prohibición, escenario que parece lejano porque es una empresa que opera legalmente, paga impuestos y, por tanto, no está en la informalidad.
COMPETENCIA DESLEAL
A pesar de lo que Uber a generado, en la práctica, de acuerdo con los analistas consultados, se está ante un escenario en el que los taxistas tradicionales sí se ven en desventaja.
Aunque en la entrevista con Uriarte, el ejecutivo negó la existencia de competencia, según Vergara aunque ésta no es directa sí lo es de manera indirecta, lo que debe dejar a los competidores en igualdad de condiciones. “La competencia es desigual, están dando el mismo servicio, sí con características distintas, pero el mismo servicio: transporte público”, dijo.
Los taxistas, para poder circular, se ven obligados a realizar diferentes trámites para obtener la Licencia-Tarjetón y realizar un pago de derechos, además de que deben entregar una acreditación médica y acreditar un curso de capacitación. El costo del tarjetón es de poco más de mil 300 pesos, y todos los demás procesos también tienen costo.
Aunado a eso, los taxistas también tienen que cubrir los gastos de la pintura que el Gobierno del Distrito Federal estipule.
“Sí se trata de una competencia desleal. La gente de Uber con carro particular, sólo tiene la tenencia como gasto obligatorio. Los taxistas tienen que pagar costos de derecho de piso, sitio de taxis, placas, algunos tienen que dar cuota a los dueños de las flotillas y algunas mafias que existen en el sector”, aseveró Castillo.