Miguel Herrera siempre apostó a su temperamento ardiente para salir de las adversidades y esa misma sangre que lo llevó un día al banquillo de la selección lo tiene acorralado tras un incidente en el aeropuerto de Filadelfia con el comentarista Christian Martinoli, de Televisión Azteca.
Para Herrera no contaba que había ganado la Copa Oro y calmado el río revuelto de su continuidad en el banquillo nacional. El mano a mano que traía con Martinoli lo saldó a los golpes, acusa el comentarista, en la fila de abordaje de un aeropuerto.
Me insultó al instante en que me tiró un golpe que me dio en el cuello. También su hija apareció y cacheteó a Luis García que estaba a mi lado. Lo que hice fue salir de esa zona para irme a otra parte”, mencionó Martinoli al regresar al país. Asimismo, dijo que no lo demandará.
Lo que Herrera siguió haciendo durante la espera del avión fue insultar al comentarista, además de amenazarlo. “Dijo que cada vez que me vea, será de esta forma agresiva”, indicó Martinoli.
Tras la Copa América, Herrera había amenazado en que resolvería a su manera las críticas. Mishelle, hija de Miguel Herrera, también se encargó en dinamitar el asunto varias veces en redes sociales.
Herrera regresó con el Tricolor tras ganar la Copa Oro, pero no salió a la Ciudad de México sino que conectó a Monterrey, donde tiene casa.
No lo golpeé. Hubo una discusión en la que estuvo mi hija de por medio y no voy a permitir que se meta con mi familia. Hubo manoteos, pero nunca le tiré el golpe”, dijo después el técnico nacional.
El problema para Miguel Herrera es que varios dueños de clubes han mostrado repudio con la forma en que se conduce y Televisión Azteca ha mandado un formato de extrañamiento en el que solicita que se investigue el asunto.