El asesinato de que fuera víctima el joven fotoperiodista Rubén Espinosa este fin de semana en el Distrito Federal, hizo recordar al homicidio de su colega argentino José Luis Cabezas (1961-1997), porque ambos tomaron un retrato que molestó al poder y pagaron con su vida la osadía.
Cuando informar mata es la situación en que se han visto involucrados varios informadores que a lo largo del mundo contemporáneo han sido ultimados por el ejercicio de su oficio.
En el caso de Espinosa, él fue el número 14 en el estado de Veracruz, un récord oscuro que hoy tiene al Gobernador Javier Duarte de Ochoa en la mira de las organizaciones de derechos humanos que lo señalan como el principal responsable del crimen de Rubén, junto a otras cuatro personas –todas del sexo femenino–, entre las que se encontraba la activista Nadia Vera.
Son los mártires de la información, de la libertad de prensa, un concepto que ha molestado al poder en todas las épocas de la humanidad y que en este México violento, bañado de sangre, constituyen la imagen de la ignominia y de la vergüenza nacionales.
En 2014, un informe de la organización Reporteros sin Fronteras estableció que México es el sexto país del mundo con más homicidios de periodistas.
El país está empatado con Afganistán y Filipinas en el ranking de 23 naciones que encabezan Siria, con 15 homicidios; los territorios palestinos, con siete; Ucrania, con seis, e Irak y Libia, que reportan cuatro cada uno.
En total, 66 periodistas fueron asesinados en el mundo en 2014, según el informe de RSF, pero la organización Artículo 19 tiene documentado que, del año 2000 a 2014, 75 periodistas han sido asesinados en México, 15 de ellos en Veracruz. De los asesinatos en el estado, 10 han ocurrido durante la administración del gobernador Javier Duarte que tomó posesión del cargo en 2010.
RUBÉN ESPINOSA
(1983-2015) / México
Era joven, valiente y combativo. Estaba obsesionado con el tema de la violencia aplicada a su oficio tanto por el crimen organizado como por el poder institucional.
Una fotografía que “encabronó” al Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, y que apareció en la portada de Proceso, donde Rubén trabajaba, le costó la vida.
La noche del viernes apareció asesinado con el tiro de gracia, con signos de haber sido torturado, junto a otras cuatro personas –todas del sexo femenino-, entre las que se encontraba la activista por los derechos humanos Nadia Vera.
“Es una fotografía donde el Gobernador sale con una gorra de policía y de perfil que va caminando. Nosotros en Xalapa nos hemos manifestado siempre que asesinan a un compañero. Fui golpeado en el desalojo de maestros en 2013, en la plaza Lerdo, junto con otros compañeros, a raíz de eso tuvimos que ir a marchar. Hicimos que el Congreso hiciera la Comisión para la Atención y Protección de Periodistas, que no sirve de nada. Estuve en la colocación de la placa en la plaza Lerdo, donde le pusimos Regina Martínez –otra periodista asesinada–. He dado cursos de seguridad para los fotógrafos y me han hecho saber que soy incómodo para el gobierno del estado”, le contó a la periodista de SinEmbargo, Shaila Rosagel, en una entrevista estremecedora publicada el 1 de julio.
JOSÉ LUIS CABEZAS
(1961-1997) / Argentina
Una fotografía al empresario Alfredo Yabrán, un todopoderoso de la década del Gobierno de Carlos Saúl Menem en 1996, y que fue la portada de la revista Noticias, le costó la vida.
Un año después, el fotorreportero José Luis Cabezas, apareció muerto. Sus asesinos (la banda de los Hornos) lo estaban esperando, lo siguieron y lo secuestraron. Lo llevaron con los ojos vendados a la cava de General Madariaga, a 15 kilómetros del centro de Pinamar. Lo obligaron a arrodillarse como si tuviese que pedir perdón por algún crimen. Lo mataron y dejaron su cuerpo dentro del auto en el que lo llevaron hasta allí. Lo prendieron fuego. Fue el humo el que puso en evidencia el crimen; luego llegó la policía con los peritos. El cuerpo estaba atado y calcinado.
“Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente”, dijo alguna vez en una entrevista. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía”, se ufanaba Alfredo Yabrán, quien se suicidó en 1998, cuando tenía 53 años.
RODOLFO WALSH,
(1927-1977) / Argentina
Narrador y periodista argentino que destacó como singular cultivador del género policial. El caso de Walsh es uno de los más dramáticos de la Argentina de los últimos años: después de editar varias novelas con mucho éxito y algunos escritos con no menor impacto, comenzó a comprometerse con la realidad social de su país.
El 24 de marzo de 1977, al cumplirse un año de la dictadura, envió su famosa “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar” a las redacciones de los diarios argentinos.
Nadie la publicó. El 25 de marzo, entre las 13.30 y las 16.00, Walsh fue secuestrado por un grupo de Tareas de la Escuela Mecánica de la Armada, comandado por el oficial de Inteligencia García Velasco. Sobrevivientes de la ESMA le acercaron a su hija Patricia Walsh una versión de lo sucedido.
“Según esa versión Rodolfo debía ser tackleado por el oficial de Marina y ex rugbier Alfredo Astiz, quien falló en su intento. Esto generó una momentánea confusión que permitió a Rodolfo gatillar el revólver calibre 22 que guardaba en la entrepierna. Así hirió a uno de sus agresores, que quedó rengo. A fines del ’77 ese hombre fue galardonado con una medalla en una ceremonia secreta de la ESMA.
El 25 de marzo de 1977 asesinaron al hombre que decidió para siempre ser fiel al compromiso de dar testimonios en tiempos difíciles”, cuenta el historiador Felipe Pigna.
ANNA POLITKÓVSKAYA
(1958-2006) / Rusia
Fue asesinada el 7 de octubre de 2006 en su domicilio en Moscú, mientras preparaba un artículo sobre las torturas sistemáticas en Chechenia.
Fue una voz crítica contra el Kremlin y contra los ataques del Premier Vladimir Putin a los periodistas, 12 de los cuales fueron ultimados en la primera década del 2000, sin que los crímenes se esclarecieran, según denuncia la Unión de Periodistas de Rusia (UPR).
El asesinato de la periodista coincidió con el 54 cumpleaños del presidente ruso y tuvo lugar el día después de la onomástica de Kadirov, hombre fuerte de Chechenia y objeto de muchas de sus más aceradas críticas.
Politkóvskaya cargó a menudo las tintas contra Kadirov y su guardia personal, integrada por muchos ex guerrilleros, por actuar con total impunidad contra la indefensa población civil.
“Chechenia es el reino de la barbarie. Uno de cada dos muertos es un civil abatido de manera sumaria”, decía en uno de sus libros.
Además, Politkovskaya también criticaba la política de mano dura de Putin en Chechenia y la participación diaria de los soldados rusos en el secuestro y violación de chechenos con el beneplácito de sus superiores.
Politkovskaya, que había nacido en Nueva York en 1958, había confesado en varias ocasiones haber recibido amenazas de muerte de los servicios secretos rusos, el Ejército y otras agencias de seguridad del estado.
Recibió un disparo en el pecho y otro en la cabeza, sumándose así a la lista de más de 300 periodistas muertos o desaparecidos en Rusia desde 1991.
REGINA MARTÍNEZ
(1963-2012) / México
El 28 de abril de 2012 la noticia fue transmitida de boca en boca en el seno de una comunidad conmocionada. La periodista Regina Martínez Pérez, corresponsal del semanario Proceso, apareció asesinada en su casa de Xalapa,Veracruz.
“Su última nota, publicada un día antes de morir, versó sobre el arresto de nueve policías corruptos en un municipio panista del Papaloapan. El lunes 30, al final de la presentación de mi libro, se me acercó una persona que prefirió no dar su nombre. Minutos antes se había pedido silencio por Regina Martínez. Mi interlocutor comentó que poco antes del asesinato habían entrado al domicilio de la periodista a llevarse su computadora. Pero ella -con treinta años de trayectoria impecable- decidió continuar su rutina.”, cuenta la periodista y escritora Magali Tercero en la página de Nuestra Aparente Rendición.
“Desde el estado más peligroso para el periodismo mexicano [Veracruz], según publicó la Fundación para la Libertad de Expresión, Martínez había denunciado el asesinato de Rogelio Martínez Cruz, ex líder perredista. Especializada en narcotráfico esta reportera, discreta de acuerdo con sus vecinos, señaló siempre a los funcionarios corruptos. El periodista Jorge Carrasco, designado por Proceso como representante de la Comisión Especial Investigadora confirmó que trabajaba en condiciones hostiles. Desde tiempo atrás, alguien ‘de arriba’ había ordenado impedirle ingresar al Palacio Municipal. ‘Los desplantes de los guardias eran muy humillantes para ella’, dijo mi informante aquella noche”, agrega Tercero.
Su cuerpo fue hallado con signos de golpes y asfixiado.
JOSÉ COUSO
(1965-2003) / España
Era un camarógrafo de la televisión privada española Telecinco que murió al ser alcanzado por un disparo efectuado desde un carro de combate estadounidense cuando se encontraba en el hotel Palestina de Bagdad, en el que residían muchos de los corresponsales extranjeros enviados a Irak al inicio de la invasión.
En el ataque también perdió la vida un reportero de la agencia Reuters, Taras Protsyuk.
Couso tenía 38 años, estaba casado, con dos hijos y ese día, desde el balcón del 14avo piso del hotel junto a otros colegas, estaba dando seguimiento a los preparativos para la inminente invasión de la ciudad por las tropas estadounidense, apenas tres semanas después del inicio de la invasión en Irak.
Tras los sucesos, el ejército estadounidense a través del general Vincent Brooks, subcomandante de las operaciones militares en Irak expresó que: la bomba contra el Palestina fue en respuesta al “significativo fuego” de francotiradores parapetados en el lobby de entrada del hotel, aunque numerosos periodistas estacionados en el edificio aseguraron que no hubo tales disparos e incluso mostraron filmaciones para confirmar sus palabras y, lo peor, el ataque norteamericano se lanzó contra los pisos altos del inmueble.
La acción de los militares estadounidenses provocó fuertes críticas e indignación en todo el mundo. Desde el mismo momento en que ocurrieron los hechos, familiares de Couso y activistas denunciaron que lo ocurrido en el Hotel Palestine fue un plan meditado para acallar la voz de los periodistas que se encontraban siguiendo en vivo los sucesos confusos de la invasión estadounidense a la nación árabe.
RICARDO ORTEGA
(1966-2004) / España
Ricardo Ortega fue un periodista español alcanzado por un proyectil de gran tamaño en Puerto Príncipe, Haití, cuando salía de una casa en la que se había refugiado. Los responsables de la muerte del reportero siguen impunes.
Había llegado a Haití como enviado especial de la cadena española de televisión Antena 3 el 28 de febrero de 2004, la víspera de la caída del presidente Jean Bertrand Aristide.
El 7 de marzo, durante los enfrentamientos entre partidarios y opositores del mandatario derrocado, el reportero y su traductor auxiliaron a un colega estadounidense herido en un intercambio de disparos.
Al salir del patio de la casa en que se había refugiado y atravesar una calle, Ortega fue alcanzado por disparos en el tórax y el abdomen. Murió poco después de que lo trasladaran al hospital. Su traductor también murió.
Ricardo Ortega narró en directo desde Nueva York los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, y contó desde el lugar de los hechos conflictos como el de Chechenia, los Balcanes o la invasión de Afganistán tras el 11-S.
CHRISTIAN POVEDA
(1955-2009) / España
El fotoperiodista y cineasta francés Christian Poveda fue asesinado en El Salvador por presuntos miembros de las violentas pandillas que operan en el país, conocidos como los maras salvatruchas.
Poveda, director del documental La vida loca (2008), el cual se adentra en el mundo de las pandillas llamadas maras, fue asesinado en una carretera poco transitada del municipio de Tonacatepeque, a unos 16 kilómetros al norte de San Salvador, donde había realizado una filmación.
Christian tenía 54 años cuando murió y en 2011 fueron condenadas 11 personas de las 31 que participaron en el crimen.
Considerados como los autores intelectuales y materiales del crimen, Luis Roberto Vásquez Romero (alias “El Tiger”) y José Alejandro Melara (alias “El Puma”) fueron condenados, cada uno, a treinta años de prisión. Declarada culpable de “complicidad”, Keiry Geraldina Mallorga Álvarez fue condenada a veinte años de cárcel.
Poveda, quien nació en Argelia (cuando era parte del territorio de Francia) en una familia española, cubrió la Guerra Civil salvadoreña (1980-1992) para diferentes medios de Europa y Estados Unidos; luego volvió y se instaló en El Salvador en 2003, donde tenía una pareja. Allí encontró la muerte.
GREGORIO JIMÉNEZ
(1970-2014) / México
“Hacia las 10 de la mañana del 5 de febrero de 2014 la noticia era viral: un comando había secuestrado al reportero Gregorio Jiménez de la Cruz unas horas antes en su domicilio de Villa Allende, en Coatzacoalcos, Veracruz.
La Red de Periodistas de a Pie y otras organizaciones pro libertad de expresión encendieron las alarmas en las redes sociales. Conforme transcurrían las horas y los días periodistas de América Latina compartían selfies en donde aparecían con el letrero #QueremosVivoaGoyo.
Reporteros de Coatzacoalcos salieron a las calles a marchar, incluso dos veces por día, para reclamar la búsqueda de su compañero. La presión internacional apuntaba al gobernador Javier Duarte de Ochoa. Durante su mandato, que empezó el primero de diciembre de 2010, habían sido asesinados nueve periodistas. Desde las redes sociales se mantenía la esperanza de salvar a Gregorio de convertirse en la décima víctima fatal de la censura en Veracruz”, escribió entonces el periodista Emiliano Ruiz Parra para describir la situación.
Hombres armados secuestraron a Gregorio Jiménez la mañana del 5 de febrero a las puertas de su casa. Una semana después de su secuestro, el procurador estatal Felipe Amadeo Flores Espinosa informó sobre el hallazgo del cuerpo en una fosa del municipio de Las Choapas, también al sur del estado.
Teresa de Jesús Hernández, dueña del bar La Palma y cinco hombres, presuntos autores materiales del asesinato, fueron detenidos y procesados.
GEORGES WOLINSKI
(1934-2015) / Francia
Georges Wolinski, caricaturista, fue asesinado en la mañana del 7 de enero de 2015, víctima del atentado al semanario francés Charlie-Hebdo, llevado a cabo por terroristas fundamentalistas islámicos, en el que también murieron otras 11 personas, muchos miembros de la revista.
Fue un artista nacido en Túnez 28 de junio 1934 de una madre franco-italiana y un padre judío polaco.
L’Humanité, JDD, Le Nouvel Observateur y Paris Match, donde todavía trabajaba cuando fue asesinado, era una figura importante del semanario atacado por los terroristas.
Había obtenido la Legión de Honor otorgada por el Gobierno de Chirac y tenía 80 años recién cumplidos cuando fue asesinado.