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Con un aparatoso operativo, digno para la detención de algún capo del narcotráfico, la Policía Estatal detuvo al alcalde auxiliar de Chalchihuapan, Jairo Javier Montes Bautista, por un sinfín de delitos, entre ellos: tentativa de homicidio, privación ilegal de la libertad y la Procuraduría General de Justicia lo acusó de ser “el principal incitador” en aquel desalojo de julio donde un niño perdió la vida.
La detención del edil subaleterno se da en plena efervescencia del país por la desaparición de 43 estudiantes, de la revelación de la Casa Blanca de la familia Peña Nieto y de las protestas que han inundado ciudades, países y hasta continentes para exigirle a Enrique Peña Nieto retomar la gobernabilidad de México.
Montes Bautista fue detenido por más de 100 elementos policiacos y cayó en las garras morenovallistas hasta el quinto intento de su detención. El gobierno de Puebla no ha mitigado ningún solo día su venganza contra Chalchihuapan y no hay día que el pueblo no pague con algún ciudadano, los arrebatos del mandatario.
El clima generalizado de violencia en el país es abonado por el propio gobernador de Puebla, quien parece aprovechar el incendio nacional para seguir con su propia venganza en Chalchihuapan.