Thursday, 25 de April de 2024

Dios en el Poder

Martes, 01 Septiembre 2015 02:40
Selene Rios Andraca

La #AlertadeGénero para Puebla en manos del morenovallismo

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En los últimos cuatro años en Puebla han ocurrido 164 feminicidios. La cifra es alarmante y lastimera, y más cuando uno se detiene un segundo o dos a pensar que detrás de cada número hay una historia, quizá escalofriante, de una mujer que fue asesinada a sangre fría, con odio o con recelo por el simple hecho de ser mujer o madre o futura madre.

La pertinencia de una Alerta de Género en Puebla tendrá que ser analizada o por organizaciones civiles contra la violencia de género o del gobierno de Rafael Moreno Valle y el análisis no puede esperar a que otra mujer muera en condiciones violentas y tormentosas por la simplicidad/complejidad de sus cromosomas XX.

O el gobierno del estado o las ONG solicitan la Alerta de Género a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres o Puebla se arriesga a repetir el patrón del padre asesino: el joven que se rehúsa a asumir la paternidad y en lugar de abandonar a su pareja, optan por el asesinato como vía de escape: Manuel Forcelledo, Juan Carlos Sánchez y José María Sosa, quien habría ahorcado con una llave a su novia embarazada.

El gobierno morenovallista está obligado a enviar las señales correctas contra la violencia hacia las mujeres. Si solicita una Alerta de Género, como lo hizo el gobernador mexiquense Eruviel Ávila, demostraría que su administración está preocupada e interesada por detener la ola de asesinatos contra mujeres, que parece ya rebasó a su administración

El gobierno de Moreno Valle tiene muchas salidas para atender el problema de violencia de género y evitar más feminicidios —según la ONG Odesyr—: definir una estrategia de prevención, acciones para gestionar la búsqueda y localización de niñas y mujeres desaparecidas y la generación de políticas públicas para la prevención, entre otras cosas.

La administración estatal no puede quedarse cruzada de brazos, porque resolver el asesinato ya no es suficiente.

De momento, el caso de Camargo está en un impasse porque su cuerpo fue arrojado a un contenedor y posteriormente, trasladado por el servicio de Limpia al relleno sanitario de Chiltepeque, donde lo cubren más de seis toneladas de basura. Es posible que el cuerpo de Paulina nunca sea encontrado.

Ya ha sido devorado.   

El futuro legal de José María Sosa es incierto: su supuesta confesión sobre el crimen no es del todo válida. Aún faltan elementos para responsabilizarlo del asesinato de su novia y de momento, sus familiares gritan su inocencia a todo pulmón.

La PGJ tendrá la última palabra

Queda.

**

Pagar las multas también es cultura ¿Verdad, Anel?

Por azares del destino el viernes pasado, un amigo desempleado fue a pagar una multa con todo el dolor de su corazón y cartera a Tránsito Municipal por haberse estacionado mal. El error vial le costó casi 600 pesos y estaba a punto de llorar, cuando un señor con todo el aspecto de guarura (alto, calvo, robusto) se acercó a la ventanilla:

—¿Ya la tiene?

—¿Tener qué joven?— respondió el encargado sin mirar a su interlocutor.

—Mi placa, vine hace un rato.

—¿Cuál es su placa?

—Es la placa %&/()$# y pertenece a la señora Anel Nochebuena. Vengo a recoger la placa, hablamos y me dijeron que ya podía pasar por ella.

—Déjeme ver ¿Me permite su infracción?

—Sí, es de la señora, mi jefa Anel Nochebuena la directora del Instituto Municipal de Arte y Cultura del Ayuntamiento.

—Ajá…

—De hecho fue mi jefa la que llamó y ella me dijo que ya viniera.

—No sé de qué habla, señor. ¿Quién llamó? ¿A dónde o qué?

—Sí, mi jefa Anel Nochebuena para lo de la multa.

—A nosotros no nos han dicho nada, pero si quiere su placa, pase a la caja a pagar su multa por favor.

—No es que mi jefa ya habló para que nos descuenten la multa… por eso vine.

—Nosotros no hacemos descuentos, señor. Pase a la caja por favor a pagar su multa.

—No me entiende, la placa es de mi jefa y no le van a cobrar la multa.

—Si quiere su placa, pase a la caja por favor. ¡Siguiente!

—No me haga eso, señor, usted no sabe en la que me meto si no me da la placa, mi jefa es muy especial, la que se me arma señor es que usted no la conoce, usted no la conoce, deme mi placa, por favor, démela.

—Pase a la caja… ¡Siguiente!

Derrotado, el pobre hombre se alejó de las ventanillas con la cara compungida y con su infracción arrugada y todo porque su jefecita—que gana unos 30 mil pesos mensuales— se niega a pagar una multa de 600 pesitos y eso que es funcionaria municipal.

Qué barbaridad.

¡Todos como Anel Nochebuena queremos que nos exoneren las multas de tránsito!

#Posoye

Lo preocupante no es la tacañería de Anel, sino su renuencia a pagarle al Ayuntamiento para el que trabaja. Si ella se rehúsa a pagarle a la institución que le da de comer, imagínense los mortales cómo estamos.

No sea coda, señora Anel. Pagar las multas también es cultura.  

P.D. Confío de todo corazón que el chofer-guarura de Anel Nochebuena no sea despedido ni regañado, eh.