Siempre se agradece que haya jugadores que se entreguen en el campo… pero hay límites.
Al ver que su adversario estaba desprevenido y el área estaba descubierta, un jugador intentó irse con todo… y de cabecita.
La intención era buena, pero el lenguaje futbolístico no fue bien aplicado y el atleta ya mero entraba donde los “topos tienen su guarida”.
Ahí por si alguien de Kuwait los invita a echarse una cascarita, ya saben dónde protegerse.